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Los españoles somos medio raros. Pertenecemos a un país que tiene un himno sin letra que cantamos toscamente, pero empleando un tono hooligan para convencernos a nosotros mismos y al de al lado de que esa letra es la adecuada mientras gritamos "lolololo". O sea, queremos parecernos a los que cantan La Marsellesa, al menos musicalmente, pero nos sale regular.

Futbolísticamente se supone que tenemos un equipo común llamado Selección Española, pero en un país con tantas y tan diferentes regiones no hay un sentimiento del todo común con respecto a ese equipo supuestamente común. Por eso es complicado partirse el pecho todos por igual por este equipo.

La única vez que hemos estado medianamente de acuerdo todos los españoles con respecto al amor por nuestra Selección ha sido cuando hemos ganado campeonatos importantes. O sea, mucha gente podría relacionar el amor por la Selección común española con los títulos ganados.

Los jugadores de la Selección festejan un gol a Eslovaquia.
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Los jugadores de la Selección festejan un gol a Eslovaquia.Quality Sport ImagesGetty Images

Dichos títulos incluso hicieron que a casi todo el país le cayera bien de repente Luis Aragonés, que antes de ganar la Eurocopa era relativamente querido. Después de ganarla, no. Después de ganarla fue más querido y más simpático que antes de ganarla.

Yo siempre quiero que gane ese equipo llamado España, aunque unas veces ponga más efusividad que otras, pero jamás me hubiera atrevido a silbarle en un estadio en mitad de un partido. De un mal partido. Jamás. Pero no por eso soy mejor ni peor que nadie.

Deberíamos admitir, pues, que somos raros, y por eso también algunos de nosotros volvemos a querer parecernos a esos países que son la mayoría, y que lo dan todo por su selección, ganen o pierdan, juegue Morata o Aspas.

Se quiere algo o no se quiere algo, pero quererlo más o menos dependiendo de Aspas o Morata, de Aragonés o Del Bosque, de Luis Enrique o Lopetegui, de pasar o caer en cuartos, es no quererlo del todo. Es quererlo con conveniencia.

Resumiendo, por el interés te quiero, Andrés (¿Iniesta?)

No me tomen demasiado en serio, casi siempre estoy bromeando...