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Siguiendo a Gareth Bale y Eden Hazard

A falta de jugadores propios en la Selección, el madridista escruta los partidos donde sí actúan jugadores del club blanco. Sobre todo Bale y Hazard, que en mejores condiciones podrían completar un gran ataque con Benzema si, como se teme, lo de Mbappé vuelve a aplazarse para mejor ocasión. Anoche fue el turno de ver por fin a Hazard de salida y por fin 90 minutos. Los resistió, pero ya nos había anunciado la víspera que teme que su tobillo no vuelva a ser el mismo. Tuvo cosas del gran delantero que fue, pero ni rastro de aquel desborde eléctrico que le hacía reventar defensas y resolver partidos. Eso le queda todavía lejos.

Su problema es que aquel juego brillante, de arrancada, freno y cambio de dirección enérgicos exige muchísimo del tobillo, de modo que ese déficit lastra decisivamente su juego, le deja sin lo que más le distinguía. Le reduce a jugador de talento, visión y cierto disparo, pero sin velocidad. Algo así como el Isco de sus buenos días. No es el remedio que necesita la delantera del Madrid, reducida a Benzema desde que se marchó Cristiano y dimitió Bale. Este, sin embargo, ofrece más luces. Su partido ante Turquía le mostró como alma del equipo, excelente pasador y capitán entusiasta, cuya auctoritas reconocen todos sus compañeros.

¿Volverá al Madrid? El problema de Bale es que tiene el alma de los ‘sportmen’ ingleses del XIX, hace el deporte por placer, no le gusta como trabajo. Le divierte jugar al golf y hasta jugar al fútbol partidos escogidos. Así lo ha hecho en el Tottenham, tolerado por Mourinho, que le ha sacado buen partido. Pero, ¿da eso para el Madrid? ¿Le consentirá Ancelotti administrarse como se lo ha consentido Mourinho? Y más: ¿estará dispuesto a dejarle que se mueva con libertad, como hace con Gales y como pretendió en el Madrid? Aquello les enfrentó en su día. Pero hoy el Madrid anda tan escaso por arriba que quién sabe si el viejo Carletto transigirá.