Otro suspenso de España en las áreas

Esta vez al menos marcó Morata, y relativamente pronto, lo que vació sospechas y alivió impaciencias. Luis Enrique le mantuvo, como había anunciado, sólo que esta vez acompañado de Gerard Moreno, que arrancaba en diagonal desde la derecha abriendo paso a las subidas de Llorente. Pintaba bien. Y el césped estaba mejor, lo que ayudaba a nuestro juego de control y pase. El gol llegó en una acción de Gerard Moreno, que metió un balón que Morata machacó, certero. El linier levantó el banderín, pero el sexador de pollos salvó el gol. Morata es preciso en los remates rápidos, pero mucho menos cuando tiene que pensar.

Así que pintaba bien, salvo, mecachis, que se remataba muy poco para tanto control de juego y que de nuevo, como pasó con Suecia, cuando el rival atacaba, muy de cuando en cuando, hacía un roto. Sin filo en un área y sin solidez en la otra, de poco vale mandar tanto entre áreas. Polonia, que si caía derrotada estaba fuera, se movió algo en la segunda parte y consiguió el empate en un cabezazo de Lewandowski, que se comió literalmente a Laporte. Su debilidad me dejó atónito. Dejó en mal lugar el esfuerzo por nacionalizarle deprisa y corriendo mientras Albiol (y no cuento a Sergio Ramos, tanto tiempo inactivo) está en casa.

De inmediato, penalti a Gerard (vía sexador de pollos de nuevo), que él mismo tiró al palo; el rebote quedó franco a Morata, que falló a puerta vacía. Ahí estuvo el partido y ahí se esfumó. Lo siguiente fue un barullo de cambios en el que Luis Enrique fue empobreciendo el equipo (el primer sustituido resultó ser Gerard Moreno, único atacante peligroso) hasta convertirlo en una mediocridad. El último tramo del partido resultó feo, con los polacos pegando y los españoles sin rumbo. Por brío se arrancó alguna ocasión, pero... En fin, otro empate. De nuevo suspenso en las áreas, pero esta vez con una inquietante imagen final.