Paciencia y sentencia

Tras medio año de envites y faroles el culebrón Ramos llega a su fin con todas las cartas en la mano de Florentino Pérez. Se ha impuesto el discurso oficial, que vendía la negativa del jugador a aceptar la oferta de un año con rebaja de sueldo, y el silencio de Sergio durante todo este tiempo le ha retratado en una posición de desafío al club. Una gran parte del madridismo lo daba por amortizado, más si cabe con su ausencia desde enero, en la que el equipo no echó de menos al capitán y sus sustitutos crecieron. Además, sus flojas reapariciones en la Selección y ante el Chelsea contribuyeron a difuminar su figura, que terminó emborronada con el puntapié de Lucho en la lista de la Euro.

A medida que pasaban los meses y no había respuesta a la oferta, en el Madrid se iba asumiendo con más naturalidad la salida del jugador e iba creciendo la distancia, ya existente desde hace tiempo, con el presidente. Se había interiorizado que el reto de Ramos no podía estar basado solo en el orgullo y la vanidad, sino que habría detrás algún plan de futuro en otro equipo. Ahora todo parece depender de si Florentino se ablanda y abre la mano al camero, llame quien llame primero, o mantiene su sentencia porque pasó el tiempo de la renovación. Lo primero sería una sorpresa, y la foto de la reconciliación una pose rara.