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Nadal enciende la alarma

Rafa Nadal debuta este miércoles en el Masters 1.000 de Roma, un trofeo que ha levantado nueve veces. Y lo hará rodeado de dudas. Su tránsito por la tierra batida dista mucho de su habitual dictadura sobre esta superficie. Ha perdido ante Andrey Rublev en Montecarlo, ha sucumbido ante Alexander Zverev en Madrid, y ha sufrido mucho para doblegar a Stefanos Tsitsipas en Barcelona. La nueva generación se atraganta. Pero dice Nadal, aliviado, que en la Caja Mágica ya jugó “muy bien” y se sintió a su “mejor nivel”. Así que todavía hay tiempo para culminar la tarea en el presente torneo italiano en el camino a su gran objetivo: Roland Garros. El comienzo no será fácil, porque le ha tocado un rival incómodo, Jannik Sinner, el número 18 del mundo, una perla de 19 años, la NextGen de la NextGen.

Más allá de la tierra, Nadal expandió otras dudas en la rueda de prensa previa, en este caso relacionadas con su programa veraniego y con su participación olímpica. Rafa no sabe todavía si viajará a Tokio. Este titubeo no sonaría extraño en otros jugadores, pero sí en boca de Nadal, siempre comprometido en la representación de España. En deportes con calendarios exigentes y altamente profesionales, como son los casos del tenis, del golf y del ciclismo, los Juegos no son preferenciales. Hay prioridades más sabrosas en sus circuitos. Quienes participan lo hacen por darse el gustazo de defender su bandera o por el capricho de vivir el ambiente. No lo necesitan en su palmarés, aunque una medalla siempre viste. Para colmo, estamos en tiempos de pandemia. Eso significa restricciones en Tokio, la ausencia de público extranjero, una atmósfera japonesa en contra… Los calendarios, además, se ven afectados continuamente por el virus. Nadal ha expresado una duda general. Y ha encendido la alarma sobre un goteo, o una catarata, que puede ahogar a estos deportes en próximas fechas. No será el único.