El Giro de las incógnitas

El Giro de Italia arranca este sábado en Turín. Todavía es una competición condicionada por la pandemia, con controles periódicos, restricciones protocolarias y cierta frialdad a su alrededor, pero al menos recupera la tradición de sus fechas primaverales, y también la secuencia lógica de las grandes rondas en el calendario. El año pasado se celebró en otoño, poco después del Tour y solapado con la Vuelta. El virus atacó a su desarrollo más que a ninguna otra, y los mejores participantes fueron cayendo por positivos o por caídas, Thomas, Kruijswijk y Yates, hasta quedarse en un improbable pulso entre Tao Geoghegan Hart y Jai Hindley, con los también improbables Wilco Kelderman y João Almeida metidos en la pomada. El Giro se quita ese asterisco para volver a la solera y a la leyenda de sus 104 ediciones.

Con un recorrido montañoso concentrado en la segunda mitad y con una reducción de kilómetros de contrarreloj, este Giro tendrá que ir despejando incógnitas. Nombre a nombre. Hay que ver si Egan Bernal retoma su nivel de 2019 y si no se resiente de la espalda; si Mikel Landa vuelve a un gran podio que tantas veces ha rozado; si Marc Soler se queda en un cazaetapas o agarra los galones; si Simon Yates puede desquitarse de su dolorosa derrota de 2018; si a Vincenzo Nibali le resta algún cartucho; si Jai Hindley es fruto de un Giro extraño o algo más; si Hugh Carthy puede dar el salto tras su podio en la Vuelta y su conquista del Angliru; si Remco Evenepoel es la gran estrella que parece o sigue estrellado tras su accidente; si João Almeida confirma la progresión que apuntó en la pasada edición; si Aleksandr Vlasov despliega por fin la calidad que se le supone; si George Bennett exprime el liderazgo del Jumbo; si Pavel Sivakov es la alternativa del Ineos; si Emanuel Buchmann no fue sólo flor de un Tour; si Pello Bilbao continúa su idilio con Italia… Hay muchas interrogantes. Y muchas historias que contar.