Clasicómano a los 41 años
Alejandro Valverde cumple este domingo 41 años, una edad a la que la mayoría de ciclistas profesionales, incluso en la mayoría de deportes, llevan bastante tiempo retirados. Valverde, no. Al contrario, el murciano los va a celebrar como mejor sabe hacerlo: compitiendo sobre una bicicleta, con un dorsal a la espalda, en una de las clásicas más importantes del calendario WorldTour, un Monumento, la Lieja-Bastoña-Lieja. El decano del pelotón disputará la Decana, una carrera especial en su palmarés, que ha conquistado cuatro veces, la primera en 2006 y la última en 2017, las mismas que Moreno Argentin y una menos que Eddy Merckx. El Caníbal está a tiro. El mérito del español no es sólo continuar corriendo a esa edad, que ya lo tiene, sino seguir figurando entre los favoritos a la victoria. Alejandro no exhibe la misma chispa ni la misma pegada que en sus años gloriosos, eso es evidente, pero todavía se codea con los mejores clasicómanos. Ahí están sus dos últimos resultados en dos carreras similares para corroborarlo: quinto en la Amstel Gold Race y tercero en la Flecha Valona.
La 107ª edición de la Lieja podría ser la última de Valverde, o eso pensábamos cuando arrancó la temporada, pero es posible que todavía quede algún cumpleaños más con dorsal. Después de subirse al podio en el Muro de Huy, el pasado miércoles, el murciano sorprendió con una declaración que deja la puerta abierta al futuro: “No sé si ha sido mi última Flecha Valona o seguiré un año más”. Alejandro se había marcado el curso olímpico como meta, con Tokio en el horizonte, una medalla que falta en su historial, aunque verse todavía en forma, competitivo, le puede animar a hacer otro esfuerzo en 2022. Si Valverde sigue disfrutando de la bici, y es obvio que así es, no va a desentonar en el pelotón. A los resultados me remito. Con el regreso del público a las cunetas, sería la mejor despedida.