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Un podio que mira al Giro

El Tour de los Alpes culminó ayer con un podio que nos desvía la mirada al vecino Giro de Italia. Faltan dos semanas para el arranque de la ronda rosa, la primera grande del año, y sus presumibles favoritos pulen las piernas. Ha ganado Simon Yates, el vencedor de la Vuelta a España de 2018, que tiene una espina clavada con el Giro desde aquel mismo año, cuando se derrumbó después de 13 días con la maglia enfundada. Tras él se ha clasificado Pello Bilbao, que se marcha también con la etapa reina en la buchaca. Hay que valorar el rendimiento de Bilbao, que ha crecido mucho en los últimos años, especialmente en la carrera italiana, donde ha dado sus mejores pedaladas: sexto en 2018, dos etapas en 2019 y quinto en 2020. Su camino hacia la próxima edición, que arranca el 8 de mayo en Turín, promete nuevas emociones. Este curso irá como lugarteniente de Mikel Landa en el Bahrain, pero también gozará de sus oportunidades. El cajón alpino se completó con Aleksandr Vlasov, un proyecto de campeón del que todavía se espera su explosión.

Hay otra cara de la moneda impregnada en dudas, la de otros tres gallos del Giro. Está Vincenzo Nibali, que se rompió una muñeca y llegará apurado a la cita. Está Egan Bernal, que ha parado de competir por los mismos dolores de espalda que le mermaron en el Tour. Y está Remco Evenepoel, que regresará en la Corsa Rosa sin referencias tras el accidente que sufrió en agosto en Lombardía. La expectación es doble en torno al fenómeno de 21 años. Por un lado, por saber cómo se comportará en una grande. Por otro, por conocer si está plenamente recuperado. El belga estaba destinado a marcar una época. Mientras, el ciclismo español goza de su propio Evenepoel: se llama Juan Ayuso, tiene 18 años, y ayer volvió a alzar los brazos en Italia en una carrera sub-23. Tiene muy buena pinta.