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Zidane pidió: “Dejadnos trabajar”. Y...

Madrid-Chelsea y PSG-City. Esas son las semifinales. A la vista de cómo empezó la temporada, sorprende ver ahí al Madrid, que pasó un quinario para sacar adelante la fase de grupos. Y cayó en la Copa y se vio distanciadísimo en LaLiga. Fue cuando, en lo más hondo de la crisis, vimos por primera vez a Zidane enfadado. “Dejadnos trabajar, tenemos derecho a intentarlo”. Y de repente ahí está, codo a codo en LaLiga con el Atleti y el Barça y metido en las semifinales de Champions. Manejando una plantilla depauperada, sobreponiéndose a lesiones importantes, ahí tiene Zidane a este grupo de veteranos que van con él donde les pida.

Anoche le tocó aguantar la carga del Liverpool con una defensa que era un puro remiendo. A falta de Carvajal y Lucas Vázquez, obligado a colocar a Nacho de central (también faltaban Varane y Sergio Ramos) sacó a Valverde de lateral y funcionó. El Liverpool le encerró de salida, y también, aunque con no tanto brío, tras el descanso, y las dos pruebas las pasó bien esa defensa, a base de atención y solidaridad. Cerró tan bien las rendijas que el Liverpool se tuvo que trabajar tanto las ocasiones que a la puntada final se llegaba en situación difícil, de incomodidad. Salvo la primera de todas, un fallo de Salah que pudo cambiar el partido.

Luego, cuando vio al equipo muy quedado, hizo dos cambios que chocaron, Odriozola y Rodrygo por Kroos y Vinicius, y funcionó. Como luego, cuando sacó a Isco por Asensio para enfriar. El peso del partido lo llevó el Liverpool, pero el Madrid nunca se alteró. Quizá los ingleses merecieron algún gol, pero también el Madrid mereció más ventaja en la ida. El caso es que está en semifinales con todas las de la ley y quizá sea hora de recordar que ha llegado ahí sin Sergio Ramos. Hasta hace poco, sus ausencias se contaban por derrotas. Ya no pasa y eso le debe hacer meditar cara a la renovación. Necesarios todos, imprescindible ninguno.