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Balcones de nuestros padres

"Mi padre nunca ve los partidos del Athletic por televisión", me confesó una amiga un día, mientras tomábamos un café. "Nada le gustaría más, pero no se atreve. Hace muchos años estaba viendo uno y le gritó al televisor protestando una jugada. Y no me vas a creer, pero justo en ese momento el aparato explotó. Desde entonces, está convencido de que fue su entusiasmo el que provocó el incidente, así que cuando juega el Athletic, se recluye en su habitación. Ni siquiera lo escucha por la radio. Eso sí, en cuanto termina, pregunta el resultado".

Recordé este episodio el otro día cuando otro amigo distinguió entre los hinchas que animan y aquellos que ven los partidos en silencio. Mi colega argumentaba que el verdadero hincha es el primero, mientras que los segundos mejor harían en ir al cine. Yo le rebatí. Dije que las tipologías de hinchas son tan variadas como las de las personas. Algunos son explosiones de alegría y furia y otros llevan la procesión por dentro, tanto que incluso los devenires de su equipo les causan una úlcera o un infarto. Le conté la historia del viejo Casale de Fontanarrosa y también la del padre de mi amiga. A veces, la procesión va muy, muy dentro.

Balcones de Bilbao con la bandera del Athletic.
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Balcones de Bilbao con la bandera del Athletic.

En estos tiempos de asilamiento forzado, todos somos hinchas en la intimidad. Cuando camino por Bilbao y veo los balcones decorados con banderas rojiblancas y pienso en la final del sábado, me digo que, si ganamos, viviremos implosiones de alegría. No sé hasta qué punto se manifestará hacia fuera, pero sé que los corazones de nuestra gente van a estallar de pura felicidad. ¡Ah! Son tiempos jodidos, estos. Pero conviene no confundirnos: al igual que no visitar a nuestros padres ha sido todo este año un gesto de amor, no tomar calle, no celebrar en grupos, no fundirse en abrazos con desconocidos, es una manera de demostrar cariño a nuestro club, respeto a nuestros colores. Porque tras esos balcones decorados están las casas de nuestros padres. Porque ser del Athletic es una manera de estar en el mundo.