Sergio, estamos en tus manos
Aún no siendo dramática y desesperada la situación del Real Valladolid porque de momento estamos fuera del averno, ya empieza a respirarse en el ambiente un clima derrotista y negacionista. Resulta difícil hoy tratar de convencer a los escépticos, porque de argumentos para el pesimismo no andan escasos, pero mientras la llama de la vela siga viva, bien haremos en tratar de no consumirla antes de tiempo.
Soy de los que piensa que el Real Valladolid tiene la llave de la permanencia en sus manos. No percibo un equipo incapaz de generar juego y tampoco cegado de cara a la portería rival. Veréis; me detuve en contabilizar las veces que el Pucela esta temporada estuvo por delante de sus adversarios en el marcador. 13 fueron las ocasiones estuvimos ganando el partido… pero sí, solo en cinco fuimos capaces de terminar venciendo.
¿Qué quiero decir con esto? Pues quiero decir que quizás el planteamiento de inicio no sea del todo malo, pero igual estamos fallando en la lectura de los partidos tras conseguir ponernos en ventaja. Porque hasta en ocho ocasiones hemos desperdiciado el chollo que supone adelantarnos (Granada, Sevilla, Celta, Eibar, dos veces al Levante, Huesca y Real Sociedad).
El Real Valladolid puede, es capaz, pero luego se viene abajo y no le da para aguantar y resistir, ¿por qué? Quizás sea aquí dónde el entrenador deba buscar para encontrar la solución. No me gustan las excusas, ni apelar a la mala suerte, no después de 30 jornadas y cuando los errores se repiten de la misma forma una y otra vez. Me gustan las personas firmes en sus convicciones, sí… pero ya dije en este mismo lugar, que cuando sobrepasamos con creces los límites de la convicción nos instalamos en la cabezonería. La autocrítica nos ayuda a crecer, a mejorar, no caigamos en la autocomplacencia, por favor. Pienso que todavía el Real Valladolid tiene la llave de su salvación y que esta pasa por nuestro entrenador. Sergio, en tus manos estamos.