La necesidad obliga al Real Valladolid ante el Real Madrid
La visita del Real Madrid y la semana previa que estamos viviendo está siendo totalmente atípica. Llega un Madrid con menos galácticos, con mucho menos “glamour”. Este año no vienen ni Ronaldo Nazario, ni Bechkamp ni Cristiano al frente de las operaciones. Llegan muy buenos futbolistas, pero no son lo mismo. Es un Madrid que no enloquece a las masas, para nada. Y ha sido una semana diferente porque, normalmente, estaríamos hablando de la posibilidad de colgar el cartel de no hay billetes y este año el estadio estará desierto de aficionados. Todo es distinto. Además, esta vez se ha centrado más el personal en Valladolid en la necesidad imperiosa de puntos que tienen los hombres de Sergio González. Otras veces todo giraba en torno a lo que pasara con el Real Madrid. Esta vez el que se lleva el protagonismo es el conjunto blanquivioleta y la obligación de sumar cuanto antes para salir de los puestos de descenso.
La verdad es que en la era Sergio el Real Valladolid ha hecho siempre buenos partidos ante los blancos. Las tres visitas al Bernabéu se saldaron con aquella victoria injusta del Madrid con el tiro a la grada de Vinicius que acabó entrando, el empate del año siguiente y la buena actuación de esta temporada que salvó Courtois con un partido para enmarcar. En Zorrilla, dos derrotas, pero plantando cara. No parece imposible tratar de sorprender mañana, pero los pucelanos tendrán que hacer las cosas mucho mejor que en los últimos partidos que están jugando.
Al Real Valladolid le ha llegado un momento ya en el que le da lo mismo Juana, que su hermana. Necesita puntos rápidamente y mañana habrá en juego tres muy valiosos. Es cuestión de empezar a plasmar tanto mensaje positivo que sale desde los vestuarios. Insisten los futbolistas a la hora de destacar su unión y el apoyo general al entrenador. Es bueno que esto pase, pero siempre que no sea desde el conformismo y la rutina de los que viven el día a día sin más. Esa unión y respaldo al entrenador deben ser complementarias con la preocupación y el tener las orejas bien tiesas permanentemente. Aquella plantilla que logre un rendimiento normal de aquí al final de la Liga se salvará. La que siga sumida en la irregularidad y los altibajos, bajará. Es cuestión de, como se hizo en la primera vuelta tras ocho jornadas sin ganar, enderezar el rumbo, volver a competir bien. Urge la seguridad defensiva, la portería a cero, volver a ser un Valladolid rocoso, incómodo para todos sus rivales. Y ser un equipo con hambres de victoria, que no se conforme con defender y que cuando tenga el balón haga daño al rival. Igual pido mucho, pero creo que este equipo está capacitado para darlo. Y mañana, ante el Real Madrid, por motivación no será. No es un encuentro para dejar pasar sin más, no. En una de las 15 finales que quedan. Ojalá Sergio, que contra todo pronóstico ha llegado a su partido 100 en Primera, lo pueda celebrar a lo grande y llegar al 200. Nada me gustaría más. Pero deberá hacerlo por un camino distinto al de esta temporada. Hay que mejorar, todos, jugadores y entrenador.