"No se gana con huevos, se gana jugando bien"
En los Juegos Olímpicos de Río de 2016 se viralizó en redes sociales un discurso de Manu Ginobili en el que se mostraba en contra de lo que, decía, es habitual en Argentina: creer que "todo se gana con huevos". Después de perder contra Lituania, el escolta explicaba que por momentos se habían creído que podían haber dado la vuelta al marcador "pecheando"; "y no alcanza", agregaba. "No se gana con huevos, se gana jugando bien", decía rotundo, y con razón. Si el deporte se tratara de coraje, los profesionales no serían los más aptos, sino los más pasionales o aguerridos.
Cuando el arriba firmante preguntó en la rueda de prensa previa al partido de Eibar a Sergio González por los "argumentos futbolísticos" que esperaba de sus jugadores, el técnico habló de competir. Lo mismo hizo a posteriori, después de sumar el empate. Valoró por encima de todo el haber vuelto a hacerlo, como si eso no fuera lo mínimo que se le debía exigir a cualquier equipo. "Compitiendo así tenemos aún muchas cosas que decir", afirmó el técnico, que fijó la necesidad de victoria en "cinco o seis partidos". En 15 jornadas. Después de ganar cuatro en 23.
Antes de que nadie 'favee' estas líneas en Twitter: se puede hacer; claro que se puede. Lo difícil será ganar cinco o seis partidos solo compitiendo. En 2018, en una conferencia en el Teatro Maipo de Buenos Aires, a Ginobili le pidieron que explicara aquellas declaraciones de dos años antes. "Siempre me hizo ruido esa frase de 'no tienen huevos'. Yo quiero tener un plan, trabajarlo bien, jugar bien y, si te permite ganar, excelente", razonaba el cuatro veces campeón de la NBA y oro olímpico en Atenas 2004. Y es que de eso se trata, en primer lugar, de tener un plan. Y el Real Valladolid no lo tiene. O no uno solo. O no uno claro.
Dirá el resultadista que lo que importa ahora, en la situación en la que se encuentran los blanquivioletas, es ganar por encima de todo. Y es verdad, el Pucela está acuciado de victorias después de conseguir solo una en diez partidos, escaso bagaje, pese a la insistencia de que malos fueron solo dos. Con los pobres argumentos esgrimidos en Eibar, donde se compitió, pero poco más, la realidad es que los blanquivioletas no van a ir muy lejos, porque lo cierto es que a día de hoy no dominan ni el balón ni el espacio, ni tampoco transitan. Si acaso, pelean, pero con 'pechear' no basta, y el que crea que sí, se equivoca. El fútbol, incluso de quienes presumen de ser "competitivos", es mucho más que eso.