Elogio entusiasmado de Di Stéfano
As ha tenido la feliz iniciativa de requerir de sus más conocidas firmas de fútbol (a las que se sumó como artista invitado Garci, que se tiró de espontáneo) su mejor equipo de la historia. Un juego divertido y difícil, sobre todo por tantas megaestrellas como pugnan por los puestos de la delantera. Luego, ha conformado el equipo con los más votados, que ya sería el de As. Me ha alegrado ver que Di Stéfano ha tenido plaza en él, cosa que no ocurrió en el equipo que no hace tanto hizo France Football. Me temo que de entre los votantes sólo el citado Garci y yo alcanzamos, por edad, a verle jugar, pero está claro que su recuerdo aún permanece.
Me ha alegrado, porque a Di Stéfano no le hacen justicia las imágenes que sobreviven de él. En su tiempo no se filmaba apenas, y en cine, en rollos que había que cambiar quizá cuando pasaba lo mejor. Y su fútbol, aun siendo de gran pulcritud técnica, no tenía el grado de virtuosismo preciosista que alcanzaron estrellas posteriores como Pelé, Maradona o Ronaldinho. Pero su eficacia era máxima. Imagínense a Casemiro, Zidane y Ronaldo Nazario en una sola pieza. Se embarraba como el primero, conducía con la elegancia del segundo y tenía el peso en el área del tercero. Quitaba, armaba y satisfacía el compromiso de todo '9' con el gol.
Iñaki Gabilondo dice que cuando alguien cita como mejor de la historia a cualquier otro "ya sé que no vio jugar a Di Stéfano". A Luis Suárez, comentarista en la SER, le han dejado de preguntar los compañeros de Barcelona si Messi es el mejor de la historia. Insiste en que fue Di Stéfano, al que tuvo a su lado en la Selección y enfrente desde el Barça y el Inter. "Todos los rivales le marcaban con dos, y aun con eso se imponía". Fue, como Martín Fierro, toro en su rodeo y torazo en rodeo ajeno. Llegó al Madrid con 27 años y cambió la historia del club. Los viejos rollos del No-Do sólo guardan una parte ínfima de su grandeza.