Koeman tenía una bala de plata: Messi
Koeman se quejaba esta semana de la intensidad de esta temporada, y se quejaba con base. Empezó tarde y con poco trabajo previo, y ha de terminar pronto por la Eurocopa. Mucho partido comprimido y más para los que sobreviven en la Copa. Ese ha sido el caso del Barça, que además ha tenido Supercopa y que en ambas competiciones se ha cargado de prórrogas. Así que anoche, a la vista de que entre semana tiene Copa con el Sevilla y ve este título más accesible que LaLiga, Koeman dejó fuera de salida a Messi, Pedri y De Jong. Por su parte, Pellegrini reservó a Canales, aunque ya no esté en la Copa, porque anda apretado.
Las ausencias determinaron un primer tiempo menor, sobre todo por parte del Barça, que encima sufrió una lesión temprana por torcedura de tobillo de Araújo. Un problema más para la defensa del Barça que es una tómbola que a veces gana Ter Stegen y a veces algún atacante contrario. El Betis, a lo suyo, cerrando los caminos del Barça, que se movió cansino, cazó su primer gol en un contraataque de libro, cerrado por Borja Iglesias a pase de Emerson. Así se llegó al descanso y Koeman tuvo que descartarse y barajar otra vez. Primero entró Pedri por Braithwaite, pronto Messi y Trincão por Pjanic y Riqui. Y claro, la segunda mitad fue otra cosa.
El Barça desencadenó una tormenta en torno a Messi y pronto había dado la vuelta al partido. Claro que antes al Betis le birlaron un penalti por pisotón de Busquets a Mandi. A saber qué hubiera pasado con ese penalti. Pero el 1-2 no agotó el partido, pues el Betis volvió a empatar por medio de Víctor Ruiz, en otra jugada que desnudó a la defensa culé. Víctor Ruiz fue, con Messi, la noticia de la noche. Se autogoleó el 1-2, marcó de gran cabezazo el 2-2 y facilitó el 2-3 atocinándose ante Trincão, que cruzó un tiro glorioso. Gran segunda mitad y éxito de Koeman, que hizo como el mayordomo de las bodas de Caná: dejó el mejor vino para el final.