Al Madrid todo le cuesta una enormidad
Decía Álvaro Benito en Carrusel que cada partido del Madrid en LaLiga es un ‘match ball’. Lo tiene que ganar para seguir alimentando una difícil ilusión, pero si lo pierde queda fuera. El de ayer lo ganó, pero sufriendo mucho ante el colista. Su salida en la segunda mitad pudo dejarle fuera porque en seis minutos encajó un gol y se llevó dos tiros al larguero. Más adelante, ya después del empate, obra de Varane, Courtois salvó con la parada de la tarde un cabezazo imponente de Mir. Luego, insistiendo, sin brillo y con otro gol de Varane en segunda jugada tras un saque a balón parado como fue el primero, doblegó al colista. Y hasta la próxima.
Yo ni siquiera veo en carrera al Madrid, dado cómo está el Atlético. Tendría que ocurrir un cataclismo, vía bajas abrumadoras por el coronavirus (hoy por hoy la única amenaza del líder), para que el Atlético perdiera tanto terreno como lleva ganado. Y también está en carrera el Barça, que viene de menos a más. Así que yo miro los partidos del Madrid buscando más bien síntomas de recuperación con vistas a la Champions, y me cuesta. Es verdad que ayer Vinicius hizo unas cuantas buenas jugadas, aunque le sigue faltando finalización, y que el equipo apretó, todos a una, en la última media hora hasta conseguir la victoria. Pero...
Chicha hay poca. Una buena media, la clase de Benzema, algún chispazo de Asensio... A cambio de eso se vio al equipo descoordinarse cuando quiso apretar arriba sin orden, y de ahí le vinieron los ataques fulminantes del Huesca. Encima ahora a Hazard, enfermo constante que después de dejar atrás a Bale va ya por el récord de Woodgate, se une de repente Sergio Ramos. No es extraño que Zidane haya llegado a perder la compostura, porque sabe que no tiene cartas y que las granadas que le lanzan en la conferencia de prensa las carga el palco. Al menos esta vez ganó el partido, aunque sea ante el último, y eso le serenará el ánimo.