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Situación límite para Sergio González

Valladolid

A pesar del clamor popular y de la sensación general de que el Real Valladolid necesita urgentemente un cambio de entrenador, Sergio González se sentará el próximo viernes en el banquillo de Mendizorroza. Será su última oportunidad de enderezar el rumbo de un equipo que presenta unos números muy flojos como local y unas sensaciones bastante malas en una temporada que empezó fatal y que el de Barcelona no consigue enderezar a pesar de haber tenido algunos dientes de sierra que hacen que su equipo se mantenga con oxígeno en la clasificación. Pero las cosas han empeorado en los últimos choques. Los cuatro partidos que acaban de jugarse en casa dejan un panorama desolador. En Liga, tras recibir a Valencia, Elche y Huesca, el equipo blanquivioleta ha sumado un solo punto y ha encajado una media de dos goles por partido. Si unimos la derrota cosechada ante el Levante en Copa encajando cuatro goles, el balance es peor aún. Y las sensaciones nefastas. El Valladolid es un equipo endeble atrás, sin seguridad y romo en ataque. Las acciones ofensivas son chispazos individuales, sin más. El Valladolid ha sobrevivido las dos temporadas anteriores gracias a ser un bloque sólido con poca producción ofensiva, pero que rentabilizaba sus pocos goles. El equipo de Sergio, ahora, es un conjunto que no sabe a lo que quiere jugar, que ya no es sólido atrás, todo lo contrario, y que no parece tener muy claros los conceptos de ataque. La sangría en defensa es brutal, 32 goles encajados en 21 partidos y ocho en Copa en tres encuentros, 40 goles en 24 partidos. Nada que ver con los años anteriores. Es una evidencia, son datos. Aquí no hay debate.

De 49 encuentros de Liga jugados en Zorrilla en la era Sergio y dos de Copa, total 51, sólo ha ganado 12. No hay más preguntas, señoría. Este es el camino y el final del viaje puede ser descorazonador. Los pucelanos han dilapidado la visita de Celta, Levante, Valencia, Elche, Eibar, Alavés y Huesca. 21 puntos al alcance de los que sólo han sumado tres. Ahora, salvo las visitas de Getafe y Cádiz, el resto son de armas tomar, Real Madrid, Atlético, Villarreal, Sevilla, Betis, Granada… ese es el gran problema, habrá que sumar los puntos ante equipos más potentes y fuera de casa ante rivales de un nivel similar. El calendario se ha complicado, pero lo peor es la sensación general de que Sergio no es capaz de dar con la tecla. Gestos de jugadores que antes no se veían, cambios y rotaciones poco entendibles, demasiadas lesiones musculares, dudas en torno a la preparación física. Es lo que hay.

Y mientras, Ronaldo aguanta y le sigue dando la confianza al entrenador… de momento. No podrá hacerlo por mucho más tiempo si las cosas no cambian el viernes ante el Alavés. La paciencia no será la misma si el equipo entra en descenso. Sergio tiene en su mano resetear todo, ganarse la confianza de una plantilla que duda y demostrar que puede seguir siendo el capitán del barco. Pero debe hacerlo ya. Debe dar con un sistema que valga, alinear a los que mejor estén, a los que más puedan aportar sin tener en cuenta agradecimientos del pasado. Debe volver a ser ese líder que fue y que ahora no es. Está en una dinámica en la que entran los entrenadores y de la que es muy difícil salir. Ojalá que lo haga por su bien y el del club blanquivioleta, pero lo veo complicado. Vitoria, el viernes, siguiente parada.