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Dos deportistas de bandera

En su afán de alcanzar la paridad de género, que se hará efectiva en París 2024, el COI abrió la puerta a que los países pudieran desfilar con una pareja mixta de abanderados en Tokio 2020, e incluso lo recomendó. En España enseguida nos vino una imagen a la cabeza, la de Saúl Craviotto y Mireia Belmonte al frente de la expedición. Un dúo de muchos quilates. Con el reglamento del COE en la mano, el honor corresponde al piragüista, que a igualdad de medallas con la nadadora, cuatro, tiene dos oros por uno de ella. Luego hay otras interpretaciones, totalmente subjetivas, que valoran más que los podios de Mireia hayan sido de forma individual, mientras que Saúl los ha compartido dos veces con otros compañeros, pero el texto no distingue unos de otros.

Por fortuna, la iniciativa del Comité Olímpico Internacional cierra el debate con la posibilidad de un justo reparto entre los dos españoles más laureados, que supondría un sueño y el colofón para la brillante carrera de ambos, que apuntan a sus últimos Juegos. La nadadora ya ha logrado el pase en dos de las seis pruebas que pretende disputar en Japón. Sólo queda que el palista supere el selectivo para integrar el ambicioso K4 500, ya clasificado como subcampeón mundial, para emparejar a estos dos deportistas de bandera, que hoy relucen en la portada de AS. Un lujo.

Su viaje a Tokio alberga una segunda aspiración para los dos, la de sumar alguna medalla más en su fructífero palmarés. Con un podio bastaría para atrapar a David Cal en la cumbre del olimpismo español. No será fácil, obviamente, pero los deportistas de su estirpe se motivan con estos desafíos. La bandera y el número cinco ondean al final del camino. Ahora sólo falta que, en el segundo intento, se celebren por fin los Juegos Olímpicos. Pero esa es otra historia.