A Sainz le toca tragar polvo
El prólogo del Rally Dakar se presentaba como un trámite, al fin y al cabo sólo eran 11 kilómetros de los 4.778 que componen el trazado del raid, pero no lo ha sido tanto para el dúo formado por Carlos Sainz y Lucas Cruz, defensores del título en coches. Un pinchazo cuando sólo llevaban cubiertos 1.200 metros de la primera especial ha provocado un retardo de 36 segundos, que cuantitativamente no es mucha desventaja en una competición tan exigente. El problema no está en el tiempo, sino en el polvo. Así lo planteó el propio Sainz en un vídeo difundido en las redes antes de tomar la salida: “Hay que intentar quedar entre los seis o siete primeros para no tragar mucho polvo al día siguiente”. El percance del estreno ha enviado al Mini al puesto 28 en el orden de salida de la etapa inaugural, lo que augura muchas penurias y, en boca del madrileño, “minutos” de pérdida. Así de mal ha comenzado el Dakar para Carlos, aunque la parte buena del asunto es que tiene todo el recorrido por delante para remontar en busca de su cuarta corona, tras las conquistadas en 2010, 2018 y 2020.
Su triunfo del año pasado resultó uno de los pocos títulos deportivos que se decidieron antes del mazazo de la pandemia, que no impidió que el curso acabara siendo muy especial para Sainz, que también recibió el Princesa de Asturias y fue elegido por los aficionados como el mejor piloto de rallys de la historia. El virus sí condiciona la presente edición, que ya dio el susto en las fechas previas por el cierre de fronteras de Arabia Saudí. De entrada, Nani Roma ha tenido que cambiar a su copiloto Dani Oliveras por un positivo, afortunadamente detectado antes de arrancar. La burbuja de ASO da confianza a los participantes, después de que el mismo organizador haya celebrado con éxito el Tour de Francia, una competición más larga y en mayor contacto con la población. Una garantía.