Sainz ya luce de rojo Ferrari

Carlos Sainz ya luce de rojo Ferrari. En sus palabras: “Un día muy especial que nunca olvidaré”. No galopa el Cavallino Rampante en su mejor época. “La temporada 2020 ha sido inaceptable, la peor desde 1980”, dice Mattia Binotto, el director de la Scuderia. Pero más allá de los resultados actuales, Ferrari es un equipo mítico. Como los Lakers en la NBA. El simple hecho de visitar la fábrica de Maranello, de sentarse en el coche, de vestir sus colores, ya componen un momentazo para el madrileño y para el deporte español, pero el desafío comienza justamente aquí. Ahora debe responder a la confianza, brillar con un monoplaza de leyenda… Triunfar. Sainz está preparado para ello, no cabe duda, pero hay interrogantes que comienzan a merodear por su figura, mucho antes de su debut.

La primera incógnita gira en torno a su compañero, Charles Leclerc. ¿Es el líder de Ferrari? ¿Sainz aterriza como número dos? Binotto ofrece una respuesta: “Los dos serán libres para luchar en la pista mientras no se hagan daño”. A favor de Leclerc juega que ya conoce la casa, que a sus 23 años ya ha ganado y ha subido a podios, que ha rivalizado internamente ante un campeón mundial, Sebastian Vettel, que es la clara apuesta ferrarista para volver a los altares… Carlos tendrá que hacerse un hueco en este escenario. No le falta experiencia en escuderías, ni implicación, ni calidad, ni valentía... Pero no será fácil. Una segunda duda señala a su futuro. Y las respuestas de Binotto son aquí más contradictorias. “Cuando eliges a un piloto joven no es sólo para dos años, sino para crear una base sólida”, dice el ingeniero suizo sobre Sainz, pero a la par, en otras declaraciones, abre la puerta del curso 2023 a Mick Schumacher, reciente campeón mundial de F2, piloto de la Academia Ferrari e hijo del icónico Michael. Quedan dos años por delante para resolver estos enigmas. Todo un desafío.