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La bienvenida al Diego en el cielo

En el bar del cielo todos lo comentan. Todavía no habían conseguido descifrar al último argentino en llegar, el Trinche Carlovich, y ahora les llega el argentino de los argentinos, Maradona. Dicen que Johan lo asumió ayer a media tarde y se quitó la cinta de capitán. Alfredo dio la noticia. "Chicos prepárense, dejen el 10 libre que ya está aquí". George Best escupió el whisky sobre la barra antes de darle un codazo a Nobby, su viejo amigo recién llegado: "Stiles, en las pachangas te encargas tú de él". Porque en el cielo se juega al fútbol. Todos están en su mejor versión. A veces juegan mezclados pero inevitablemente siempre organizan una especie de Ryder Cup: Sudamérica contra resto del mundo.

Maradona llega vestido para la ocasión. El pelo revuelto, la camiseta albiceleste ceñida y la mirada altiva. No se formaba una igual desde Michael Jackson. Hubo lío con Kobe Bryant, que de vez en cuando pasa a comentar los partidos por el bar, pero nada comparable a lo del Diego. Di Stéfano,siempre dispuesto para mandar, se encarga de recibirle: "Diego, hermano, qué bien estuviste con lo de la pelota no se mancha. ¡Muchachos! Aquí tienen al mejor de todos los tiempos". Todos aplauden menos Johan que ha aprovechado el revuelo para salir a fumar. Maradona, con mirada periférica en cualquier situación, se ha dado cuenta del desplante y sale a por el holandés. El 14 está apagando la colilla con las Puma de los 70 cuando le dan un toque en la espalda: "Che Cruyff, ¿vos quién te crees? ¿Maradona?". Y se parten de risa abrazados.

Mañana jugarán el primer partido con Diego. Eusebio y Puskas están renuentes por los dichosos partidos de selecciones. En el cielo también hay virus FIFA. Por fin el Diego está en su mundo. Las bromas cuartelarias, la camaradería sincera, el reparto justo de roles… Con las botas desabrochadas, dando toques a un rollo de papel higiénico, comenta: "¿Os acordáis en la cuarentena cuando se puso de moda ver quién aguantaba más el jueguito? No podía ni levantarme de la silla". Diego por fin descansa. La vida le pesaba demasiado.