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Las trampas son o no son

Si el Mundial de MotoGP no estuviera ya lo suficientemente loco, el caso de Yamaha ha estado a punto de poner la puntilla. Si la primera carrera de Jerez no hubiera condicionado ya bastante el resultado con el accidente de Marc Márquez, casi elimina también a los tres pilotos que acechan a Joan Mir en la lucha por el título: Fabio Quartararo, Maverick Viñales y Franco Morbidelli. La noticia saltó a media tarde: Yamaha no había respetado el sellado de los motores para solventar un problema de fiabilidad. Y la resolución se conoció con la noche entrante: 50 puntos en el campeonato de constructores, más 36 para Petronas y 20 para el oficial en la tabla por equipos. El Panel de Comisarios, con Freddie Spencer al frente, toma así una decisión tibia, política, que no altera el Mundial en su recta final, a falta de tres grandes premios que decidirán la corona con 75 puntos en liza. Para el campeonato es mejor, sin duda, pero cuesta entender que si hay un reconocimiento explícito de que Yamaha ha hecho trampas, esas irregularidades sólo afecten a las clasificaciones colectivas y no a la individual.

Para Joan Mir no cambia nada, porque sigue con los mismos rivales a la misma distancia. Hasta 14 pilotos tienen todavía opciones matemáticas de celebrar el título de MotoGP en este demente certamen. Pero podría haber cambiado mucho, porque no es lo mismo ver a tus dos inmediatos perseguidores, Quartararo y Viñales, a 14 y 19 puntos, respectivamente, que haber oteado al segundo y al tercero en un horizonte más lejano, a 28 y 32 puntos, en las figuras de Andrea Dovizioso y Álex Rins. El Mundial ha sufrido mucho con los zarandeos de la pandemia. Y también con la temprana lesión de Márquez. Es normal no querer castigarlo más. Pero también hay una cuestión de credibilidad que ahora queda en entredicho y que podría colocar un asterisco más sobre el nombre del campeón 2020.