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Un mal Barça saca del hoyo al Madrid

El partido se presentaba como una amenaza siniestra para el Madrid y Zidane pero el estropicio y el descrédito fueron para el Barça y Koeman. No sólo por perder, sino porque era el día para pasar a limpio los primeros apuntes de Koeman y no resultaron. Todo se redujo a las buenas ocurrencias de Messi (que estuvo bien hasta que se fue agotando), el filo de Ansu Fati y las ocasionales y fulgurantes apariciones de Jordi Alba. Pero el equipo no tuvo pulso ni funcionamiento, De Jong es intrascendente, Coutinho y Pedri, que fue titular, no pusieron nada y el montaje defensivo fue frágil. Lo ideal para sacar del hoyo al Madrid.

A cambio, el Madrid estuvo como hay que estar: uno para todos y todos para uno. Se ve que hubo acto de contrición y espíritu de enmienda tras los dos recientes chandríos y el equipo funcionó en todas sus líneas, siempre un paso por encima del Barça. Marcó pronto, en un buen pase de Benzema a Valverde, que pilló a Piqué, el hombre mala-noticia de la víspera, y a Busquets pensando en la fugacidad de la vida. El Barça empató pronto, con un gol relámpago urdido por Messi, prolongado por Jordi Alba y remachado por Ansu Fati, las citadas piezas válidas. Ese gol animó al Barça y propició su único rato aceptable, pero no destempló al Madrid.

Afeó el partido que el 1-2 llegara con un penalti de VAR, invento que ha venido a emponzoñar el fútbol porque es una Justicia que nadie considera justa porque nadie sabe cuándo aparece. Por suerte, la tarde la cerró una joya de Modric, y ese 1-3 final relativiza el peso del penalti (vigesimoquinto consecutivo que marca Sergio Ramos, una barbaridad) que provocó un concurso de tuits entre los aspirantes al trono de Bartomeu. El de Xavier Vilajoana fue singularmente impresentable. Pero la pura verdad es que ganó el mejor, que así pasa una esponja de agua bendita sobre sus recientes pecados, y que Koeman tiene que rehacer sus apuntes.