El virus auténtico, el otro y la broma del público

El "Fifostio" parece un nombre adecuado para lo que durante tantos años hemos llamado "virus FIFA". Conociendo ahora todos de cerca lo que es un virus de verdad, la manera que va a marcar nuestras vidas presentes y futuras, mejor que enterremos la palabra virus y la utilicemos para cuestiones mayores. Este año, como compensación a la carga de partidos ligueros del final de la temporada pasada, los jugadores vienen de sus selecciones con dos o incluso tres partidos en sus piernas. Con un mercado de fichajes más limitado, comprobaremos la auténtica destreza de los técnicos en la suerte más difícil, la gestión de los que no juegan. Ganará LaLiga el que mejor navegue en estas aguas turbulentas, sin hablar de rebajas salariales.

La mentirosa tentación. El grado de dificultad se incrementa muchísimo para todos cuando la gestión futbolística se cruza con la sanitaria, porque ahora sí que circula un virus de verdad y, además de lesionados o cargados, llegan contagiados. Resulta muy injusta esa tendencia a estigmatizar al que da positivo, como si fuera un irresponsable. Habrá quien se contagie por su displicencia o por su poco cuidado, pero estoy seguro de que hay un porcentaje altísimo que tiene que ver con lo inevitable. Apelar a la responsabilidad individual es un recurso útil para los que escriben protocolos pensados en liberarse de responsabilidad.

Maneras de gestionar. Hay que dejar de aplaudirle las gracias a las competiciones que predican el "hay que jugar como sea" y empezar a valorar a los que defienden que "hay que jugar si se puede". Esos son los que de verdad cuidan a sus deportistas, a sus entrenadores, a sus árbitros y a sus competiciones, anteponiendo la salud de todos a su negocio. Es exactamente la distancia entre la responsabilidad y la negligencia. Por supuesto, que el negocio sufrirá, pero acaso no son contadísimos los sectores que van a salir entre tocados y hundidos de esta pandemia.

Las competencias de incompetentes. La gestión de la entrada del público es una fotografía en pequeño del cachondeo nacional. Resulta que habrá estadios vacíos en el deporte profesional y limitación de aforo en el deporte amateur y en competiciones internacionales. Depende si las competencias son del CSD, o sea del Gobierno, o de las Comunidades Autónomas. En lugar de adoptar un criterio común, con una base sanitaria, se prefiere el "si pasa algo, será por culpa del otro". El umbral de la sorpresa está tan superado que ya hasta un sinsentido nos parece nueva normalidad.