Ansu y Adama, en la España de los extremos

Contra la nostalgia. Tendemos a mirar a la Selección con ojos de hace una década, cuando nuestra Selección hacía historia por sus éxitos y por su forma de alcanzarlos. Sin embargo, el estilo no lo marcan los títulos sino los futbolistas de los que uno dispone. Los Xavi, Iniesta, Xabi, Puyol, Villa o Torres son un maravilloso recuerdo, pero no un espejo en el que mirarse siempre. Esta España necesitaba también nuevas ilusiones a las que aferrarse. Ansu Fati y Adama Traoré se han convertido en los grandes alicientes de la España de Luis Enrique. Paradojas del destino, cuanto más hartazgo provocan los extremos políticos en nuestro país, nuestra nueva ilusión futbolística se genera por los flancos.

Diferentes, pero complementarios. Ambos son encaradores, pero desde estilos diferentes. Ansu es liviano, hace de la finta un arte y tiene esa capacidad de los elegidos para aparecer, casi invisible en el área o sus inmediaciones, para encontrar el gol. Adama tiene aspecto de superhéroe y algunos de sus poderes son la velocidad y la fuerza. Si Valdano consideraba ver correr a Ronaldo Nazario como una estampida, la arrancada de Traoré sería inclasificable. Sin embargo, sus virtudes principales están en su humildad y su mentalidad: "Un día que no he mejorado, es un día perdido" importa más como mensaje que su peso, su alimentación o lo marcados que tenga sus abdominales.

La diversidad enriquece. España se enfrenta a Suiza, seguramente una de las selecciones más mestizas de todo el continente. Esperemos que esos debates recurrentes que se proponían hace años en diversos países europeos sobre los orígenes de sus futbolistas, con fines puramente políticos, no alcancen a nuestra Selección. La diversidad, en todos los órdenes, es una bendición. Esperemos que los que viven en el fango no nos arrastren también en esto.

La frase de Luis Enrique. "Prefiero tener este equipo a un jugador que me pueda condicionar", argumentó el seleccionador sobre la inexistencia de un referente goleador en el equipo, uno de esos cracks que garantizan goles como Cristiano Ronaldo o Luis Suárez. Futbolísticamente, un debate interesante. Más si cabe, teniendo en cuenta que los grandes éxitos de Luis Enrique como entrenador llegaron con Leo Messi, o sea uno de esos jugadores que condicionan cualquier sistema, como referente absoluto de aquel Barcelona.