Un premio menor detrás de una bella foto

La foto del día se vio en el Tour. Dos corredores abrazados mientras cruzan la meta: Richard Carapaz, campeón del Giro 2019, y Michal Kwiatkowski, maillot arcoíris en 2014. La imagen está cargada de mensaje, porque recuerda que el ciclismo también es un deporte colectivo, aunque los esfuerzos sean individuales; porque muestra el desahogo de un equipo, el Ineos, que venía a ganarlo todo y se va a tener que marchar con premios de segundo nivel como esta etapa y, quizá, la Montaña; porque enseña la generosidad de un líder, Carapaz, que dejó entrar por delante a su escudero en agradecimiento a la fidelidad en esa jornada y en jornadas venideras; porque engrandece a una escuadra que no bajó los brazos cuando se hundió el jefe Egan Bernal, sino que persiguió el triunfo parcial durante los tres días de los Alpes hasta que cazó la presa… y no una presa cualquiera. Un día grande del Tour de Francia. Esta fotografía plasma la belleza del deporte, porque además es sincera. Dos ciclistas que, a pesar de haber ganado grandes cosas, tienen la capacidad de emocionarse por el éxito compartido.

Una bella foto que no esconde una realidad: es un premio menor para un equipo que ha dominado el Tour en siete de los ocho últimos años. La imagen de Bernal en la grupeta de los velocistas también queda para la historia. El Ineos tiene un presupuesto de 46 millones, que son 16 más que el segundo, el UAE de Pogacar, y más del doble que los 20 del Jumbo de Roglic. Eso obliga tanto o más que el palmarés. La decisión de dejar fuera a Geraint Thomas y Chris Froome, un ganador y una leyenda del Tour, toma ahora otra dimensión. Ninguno parecía listo para el desafío, pero ¿eso es sólo demérito del corredor? La jugada de Carapaz como posible relevo de un dolorido Bernal tampoco salió bien, porque se enredó en diversas desventuras iniciales. Ahora queda una foto. Y una asignatura suspensa.