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TOUR DE FRANCIA | ETAPA 18

Ineos gana a pares

Kwiatkowski y Carapaz cruzaron abrazados la meta. Landa y Mas subieron al quinto y sexto puestos. Roglic y Pogacar se jugarán el Tour en la crono.

Ineos gana a pares
ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Michal Kwiatkowski y Richard Carapaz cruzaron abrazados la meta de La Roche sur Foron. El polaco, escudero fiel, ligeramente por delante. El ecuatoriano, jefe con galones, sonriente por compartir la gloria. Lo habían hablado en los últimos kilómetros. ¿Quién gana? Y ganó el Ineos. Después de varios días amargos con la penuria y el abandono de Egan Bernal, después de asumir que este año no había maillot amarillo, como sí había ocurrido en siete de las ocho últimas ediciones, el equipo británico recogió el premio a la insistencia en una bella etapa.

Detrás no hubo novedades entre los candidatos al Tour. Primoz Roglic y Tadej Pogacar resolverán sus diferencias, en concreto 57 segundos, en la contrarreloj de La Planche des Belles Filles. Tampoco hubo cambio en el tercer peldaño del podio, que mantiene Miguel Ángel López, que defenderá un minuto y medio ante Richie Porte. Pero sí lo hubo en la siguiente línea, en la que Mikel Landa y Enric Mas se encaramaron a la quinta y la sexta plaza, respectivamente, en detrimento de Adam Yates y Rigoberto Urán.

Carapaz entró en la fuga por tercer día consecutivo, en un alarde de piernas después de soltarse la losa del trabajo para Bernal y de su tortuoso debut en el Tour. Esta vez llevó la compañía de Kwiatkowski, que le liberó de esfuerzos en el tremendo encadenado de los Alpes, aunque ya se metió él solito en algunas peleas, especialmente en ese pique que mantuvo con Marc Hirschi. El suizo le ganó en las cimas del Roselend, la Ruta des Villes y los Saisies, pero en la bajada de este último pagó caro el calentón cuando, en respuesta a un ataque, tomó mal una curva. Hirschi se había reivindicado en este Tour como un gran descensista… Hasta que esta caída le recordó la fragilidad del ciclista. Carapaz coronó luego el Aravis y el Glières sin oposición del helvético para enfundarse el maillot a lunares.

La sombra de Carapaz ya no era Hirschi, sino un español, Peio Bilbao, la única amenaza de los dos Ineos a esa altura, cuando habían acumulado nueve minutos de ventaja a falta de 57 kilómetros y con el exigente Plateau de Glières todavía como juez del trayecto. No duró mucho. El vasco se descolgó en el puerto, no resistió el embate, y comenzó a mirar más hacia atrás que hacia delante, por si Mikel Landa aparecía por allí. Carapaz y Kwiatkowski se marcharon en pareja, previo paso por el sterrato, hacia una victoria para el Ineos y un maillot de la Montaña que compensan sólo en parte su hecatombe en la general.

El Glières era la última oportunidad del Tour, el último coloso alpino. Ya sólo queda la contrarreloj. Landa volvió a probar. Esta vez no puso al Bahrain a endurecer la carrera como el día anterior, cuando no pudo rematar en la última subida. Esta vez lo intentó con un ataque a dúo con Wout Poels, que le dejó lanzado en las duras rampas del 15%. Landa se marchó en solitario, a sabiendas también de que por delante todavía rodaban sus compañeros Damiano Caruso y Peio Bilbao. El italiano le dio un último empujón, aunque insuficiente. El grupo de los gallos llegaba cribado después de un arreón de Enric Mas, que crece y crece, y Primoz Roglic se había quedado con la única escolta de Sepp Kuss.

Pogacar olfateó la debilidad y atacó en el sterrato. Roglic no cedió, sino que alargó la ofensiva, que hizo agonizar a su propio compatriota y se cobró una víctima: Richie Porte. El grupo se redujo al mínimo, a seis supervivientes: Roglic, Pogacar, López, Landa, Mas y Kuss. El resto del recorrido se iba a convertir en una extraña persecución, en la que Porte lo daba todo por detrás, y por delante no había demasiado entendimiento, con Landa y Mas como principales interesados en mantener lanzada la carrera. Roglic habló con Pogacar y le debió pedir tregua: “Nos vemos en la crono”. Ellos no iban a tirar. El sexteto enlazó con Bilbao, que aportó un último esfuerzo, mientras que por detrás Dumoulin y Van Aert comenzaron a relevar a Porte. ¿Qué se jugaba el Jumbo en este lance? Quizá esos cuatro segundos de bonificación que Van Aert le arañó a Pogacar por ser tercero. Así está el Tour de igualado. Porte empalmó. Y cuando menos se esperaba de él, a los 35 años, va a redondear su mejor grande de siempre.