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Hay muchas formas de irse

Nada bueno suele salir de una situación en la que a un jugador se le pone la palabra 'Caso' delante de su nombre. 'El Caso Neymar', por ejemplo, se alargó más que el olvido cuando no eres correspondido sentimentalmente. El 'Caso Messi' se ha alargado en el fondo y en las formas; sobre todo en las formas, porque por el fondo de la cuestión ya corrían aguas bastante turbias desde hace tiempo.

Messi, que ha sido durante años el sostén deportivo de todo lo malo que se ha hecho en el club en el terreno no deportivo, dijo basta. Y Bartomeu se mostró inflexible en su salida porque sin Messi se sabe desnudo, aunque así se haya quedado igualmente. O mejor dicho, aunque desnudo le haya dejado Messi igualmente.

Cartel publicitario del Barça con la figura de Messi en el centro.
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Cartel publicitario del Barça con la figura de Messi en el centro.NACHO DOCEREUTERS

En realidad, Leo ha hecho un gran ejercicio de coherencia estas últimas semanas: siempre se ha expresado mejor con las piernas que con la boca, siempre ha sido mejor con los pies que con las palabras. Su primer gran regate fallido tenía que llegar en el terreno verbal. El regateador regateado. El genio con la bola al que no se la dieron. Lo suyo ha sido como irse de un portazo tras una discusión y volver arrastrando los pies a los dos segundos a por la mascarilla.

Messi se queda —salvo nuevo giro de guión— y, por tanto, se mirará su juego con lupa en todos los partidos, se analizarán sus gestos y palabras, saldrán técnicos del Seprona para comprobar si es posible estar más quemado. Se queda en un proyecto en el que no confía, aprisionado en una gestión deportiva de "malabares y agujeros". Un proyecto estrábico, que ya no sabe si mira al futuro, al pasado, al presente, o a los tres sitios al mismo tiempo.

Sobre la mesa, es una alegría su continuidad. Con Messi gana LaLiga y ganamos los aficionados. Bajo la mesa, sin embargo, todos sabemos que hay muchas formas de que alguien se vaya aunque no se haya ido. "Por eso me quedo, porque puedo irme…", escribió la escritora Carmen Laforet. Lo de Messi tiene bastante menos literatura y bastantes más burofaxes.