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Messi y el efecto dominó

Desde hace varias noches tengo un método infalible para coger el sueño. En lugar de contar ovejas, me pongo a repasar nombre a nombre la plantilla del FC Barcelona para esta temporada. Si empiezo por la delantera, casi siempre me duermo antes de llegar a Ter Stegen. Se vaya o se quede Messi, la verdad es que imaginar una alineación es ahora mismo un rompecabezas. Las plantillas las carga el diablo y así tenemos, por ejemplo, a Coutinho, Riqui Puig y Pedri para una posición similar, de 10 sin el 10 a la espalda. En los extremos, Ansu Fati, Dembélé, Braithwaite y Trincao deberían repartirse dos puestos, y además se espera a un goleador que le haga la vida difícil a Griezmann. El centro de campo se aligera sin los dos Arthuros y sin Rakitic, pero hay que contar con Pjanic, De Jong, Aleñà, Sergi Roberto y el superviviente Sergio Busquets. Y además Koeman piensa en Wijnaldum, para no abandonar esa tradición del holandés que ficha holandeses nada más llegar al Barça...

Ya se nota, pues, que el conflicto con Messi es un Everest que hasta ahora nos ha impedido ver lo que se esconde detrás: un desconcierto fenomenal de jugadores, con biorritmos emocionales distintos y difíciles de ordenar, según una filosofía de juego que dependerá del nuevo entrenador. Además, si finalmente Messi se queda, su plaza fija en el equipo acentuaría por momentos la sensación de galimatías, sobre todo pensando en las dificultades que han demostrado Griezmann y Coutinho para ser cómplices con el juego del argentino.

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PAU BARRENAAFP

Uno diría que, en su partida de póker con Leo Messi, Josep M. Bartomeu se ha marcado algún que otro farol, y en realidad le interesa más que Messi se marche ahora, para cobrar un suculento traspaso, que no ver como se va por libre el próximo año. Es un dinero que le iría muy bien para cuadrar las cuentas del club. Si finalmente Messi se queda, pues, no debería sorprendernos que el efecto dominó económico provoque algún traspaso cuantioso inesperado, y en ese reparto Griezmann podría ser una víctima colateral.