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La ruptura de Viana

El contexto. Uno de los episodios más vergonzosos de la historia reciente del fútbol español no puede solucionarse de la manera más simplista, dando por perdido el partido al injustamente estigmatizado Fuenlabrada, clasificando al Elche para el playoff y descendiendo por ende a Deportivo y Numancia. La última jornada nunca debió jugarse y así lo exigieron hasta cuatro clubes por escrito antes del inicio de los partidos, lo que legitima todas sus quejas. Si LaLiga no quería, la AFE no quería, la Federación envió hace 15 días una circular exigiendo la unificación horaria, parece claro que el CSD, con la información sesgada o no, exigió que se jugase. Lo más grave de todo es que, para los tres del Pago de Viana, lo sanitario era menos prioritario en aquel momento que acabar. Ahora se les ha vuelto en contra esa irresponsabilidad.

El pecado de la Liga. A Javier Tebas le ayuda poco en este, primero feo y ahora triste, asunto el no haberse hecho público el primer positivo, porque da pie a pensar que ha habido otros no divulgados y le remata el haber subido a un avión a un equipo entero sin resultados de los PCR. Caminar por el filo de la navaja con temas sanitarios es peligroso. El protocolo de LaLiga, validado por el CSD, es de mínimos. En lo deportivo, los clubes deberían haber decidido, en Asamblea, qué pasaba en caso de varios positivos en un mismo equipo y cómo afectaría a la competición. No parece serio no tener previsto ese escenario, sobre todo teniendo en cuenta cuando se creó el protocolo. Dicho esto, lo fácil es encender la trituradora para señalar al Fuenlabrada que sólo hizo lo que le dijeron. Que se recuperen bien y pronto todos los afectados.

El papelón del CSD. Su desproporcionada lavada de manos, en forma de comunicado señalando a LaLiga y al club madrileño, le deja en mal lugar. No vale ponerse de frente para las fotos y de perfil para encontrar la solución menos mala al problema que ellos mismos han contribuido a generar. La politización del asunto va a ser un serio quebradero de cabeza, independientemente de cómo se resuelva el tema competitivo. Algunos van a pedir cabezas.

P.D. Por honestidad y por respeto al Diario AS, que jamás me ha dicho sobre qué tengo que escribir, recuerdo que mi hermano es el presidente del Numancia, del que no soy accionista.