El dilema de Marc Márquez
Arranca una temporada absolutamente atípica del Mundial de motociclismo. Mucho es lo que ha cambiado, como en nuestras vidas, en las carreras de 2020 y los pilotos deben adaptarse a las nuevas circunstancias. No será siempre fácil, entre otras condicionantes por un calendario tan comprimido e intenso que exige lo mejor de cada piloto, sobre todo a los que tengan las mayores aspiraciones de triunfo. Es el caso, claro está, de Marc Márquez como campeón de MotoGP y favorito indiscutible también en este certamen. Sabemos que su filosofía, su forma de entender la competición, se puede resumir como de todo o nada. Cierto es que en los últimos tiempos ha modulado esa agresividad que le hace excepcional, lo que no significa que haya dejado de figurar entre los protagonistas que más se juega a una carta en cada mano...
Los hermanos Márquez han participado este sábado en el evento virtual de la presentación de Iveco como proveedor de cabezas tractoras de su equipo. Ambos insistieron en sus preocupaciones y ambiciones para este año, aunque dos aspectos me llamaron de forma especial la atención de las declaraciones de Marc. El primero, que entre sus rivales principales ni siquiera mencionó a Valentino Rossi, así que debe tener claro que el italiano se encuentra lejos de la competitividad deseable. Más significativo incluso me resultó su mención al compromiso que representa para él una temporada al sprint, asumiendo que cualquier exceso que se traduzca en caída y, por supuesto, lesión puede suponer un alto precio en la lucha por el título. ¿Modificará esta circunstancia la actitud del ilerdense? Lo descubriremos muy pronto, pero el simple hecho de que se lo plantee supone ya una novedad.