Esta Fórmula 1 sí emociona, aunque ganen los mismos

En el regreso de la Fórmula 1 ganaron los mismos, pero nada fue igual. En el regreso de la F1 venció Valtteri Bottas, pero el GP de Austria no fue uno de esos paseos soporíferos de Mercedes, que en el pasado Mundial triunfó en 15 de las 21 carreras. Por momentos sí lo pareció. Ni siquiera la sanción previa a Lewis Hamilton, relegado en la parrilla a la quinta plaza, impidió que se colocara rápidamente segundo. Pero antes de que brotara el primer bostezo, el escenario cambió con tres salidas del safety car, con estrategias, con adelantamientos, con abandonos, con alternancias por el podio… Bottas se impuso a Charles Leclerc y Lando Norris, pero el triunfo podría haber sido perfectamente para Alexander Albon, si Hamilton no le hubiera cerrado antirreglamentariamente el camino. O Carlos Sainz podría haberse subido al cajón si hubiera remachado a su compañero Norris, que a sus 20 años se estrena en puestos de honor. Ver a los McLaren en vanguardia, después de la miseria que arrastró en los tiempos de Fernando Alonso, es bueno para la F1. Cuestión de trabajo.

La Fórmula 1 de las mascarillas y de la lucha contra el racismo arrastra viejos resultados, pero también aporta nuevas experiencias. Mercedes se mantiene como el equipo dominador, aunque se intuye que Red Bull puede plantarle batalla, pese a que ninguno de sus dos coches acabó este domingo la carrera. Se intuye por las prestaciones de su segundo piloto, Albon. Y porque Max Verstappen se retiró a las primeras de cambio. ¿Qué hubiera ocurrido con el holandés en liza? También se confirmó que Ferrari anda flojo, pero sobrevive gracias a una joya llamada Leclerc. Y, sobre todo, que los monoplazas de la clase media, el McLaren de Norris y Sainz y el Racing Point de Checo Pérez, están más cerca de los puestos de privilegio. Se presenta un atractivo Mundial, aunque siempre ganen los mismos.