El momento de Phil Foden
Cuando Pep Guardiola acababa de llegar al Manchester City, desde su entorno se pronunciaban tres nombres para proyectar un futuro esplendoroso: Jadon Sancho, Brahim Díaz y Phil Foden. Eran las tres perlas de la academia: dos ingleses del año 2000 y un español de 1999. Los pilares sobre los que construir el equipo del futuro. Sin embargo, sus deslumbrantes actuaciones con el juvenil y con las selecciones inferiores les situaron en los focos antes de lo que la entidad sky blue hubiera deseado. Cuando en el primer equipo sólo se les podían ofrecer minutos en Copa de la Liga y entrenamientos al lado de las estrellas. Si querían triunfar con la camiseta celeste debían armarse de paciencia: Sterling, De Bruyne y David Silva eran auténticas figuras y tenían aún muchos años de fútbol por delante. Llegaron ofertas foráneas, con los grandes clubes monitorizando a la perfección la finalización de sus contratos y regalando caramelos que en Manchester no podían ofrecer: más presencia, y más pronto, en el fútbol profesional. Así volaron Sancho hacia el Borussia Dortmund y Brahim hacia el Real Madrid. Solo aguantó Foden, probablemente el favorito de Guardiola -o eso se desprendía de las palabras de sus periodistas de cabecera-. El más dotado para el fútbol combinativo. El más proclive a participar en una cadena asociativa que mareara al rival a partir de la rápida circulación de balón. El menos individualista. El más jugador de equipo.
Por momentos, en Manchester se temió que también él sucumbiera a la desesperación. Incluso se intuyeron declaraciones controvertidas que invitaban a pensar en lo peor. Pero Foden sigue en Manchester, ha vuelto en gran forma tras el confinamiento -tres goles en dos partidos- y Guardiola ya habla de él como "el sucesor de David Silva". Con el canario acabando su vínculo con el vigente campeón inglés al finalizar esta temporada, el talentoso centrocampista británico de 20 años tendrá vía libre para brillar: suya debería ser la posición de interior zurdo. O si no, la de falso extremo partiendo desde la banda: allí actuó ante el Arsenal, en una demarcación que también se vaciará por la más que probable salida de Leroy Sané. Con contrato hasta 2024, una mayor madurez y menos competencia por la titularidad, la próxima temporada debería ser la de su explosión definitiva. La que casi todo el mundo en Inglaterra viene esperando desde 2017, cuando lideró con un doblete ante España en la final del Mundial sub-17 a la selección inglesa al título planetario.
Foden, nacido en Stockport -a 11 kilómetros del centro de Manchester- es, además, hincha del City. Y en un club que se ha transformado a partir de la inversión foránea y el talento extranjero, su presencia en la primera plantilla tiene un valor especial: permite conservar ese vínculo con una hinchada que siempre había hecho del arraigo y el orgullo de pertenencia una bandera en contraposición con el gigante de la mercadotecnia mundial en el que se había convertido su vecino, el Manchester United.