Zidane, un ciudadano como los demás
Zinedine Zidane no habla como entrenador. Habla como ser humano, como padre, como marido, como ciudadano, como trabajador que es, también, entrenador de fútbol. Y además del club más importante de la historia de este bonito deporte. Todas las palabras que mi compatriota pronunció ayer en esta rueda de prensa por Zoom (un éxito, por cierto) reflejaron esta humanidad que le caracteriza, que es la base de su personalidad y que, creo yo, es responsable en gran parte de sus inmensos éxitos profesionales. ¿Cómo charlar de fútbol después estos meses tan duros, después de tantas muertes y tanto dolor?
No era cosa fácil porque, en definitiva, un "míster" del balompié es un empleado del sector del ocio. Es decir, algo no esencial en la vida, algo relativamente poco importante comparado con el trabajo de los que curan, los que protegen, los que dan de comer y los que educan. Una vez más, Zizou ha sabido estar en su sitio, mostrando su lado más "normal", incluso "íntimo", a la hora de reconocer que "ha sido a veces complicado en casa" en el confinamiento. Pero sobre todo ha rendido homenaje a la gente que ha perdido a seres queridos, así como al personal sanitario. Ahora a Zidane, ciudadano francés residente en España, le toca aportar su granito de arena en la recuperación de la normalidad. Con humildad y con pasión. Como entrenador del Real Madrid.