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¿Alguien puso un asterisco a Duncan o LeBron?

La pandemia ha arrojado al deporte por una montaña rusa de emociones desde aquel turbulento marzo que inundó la primera plana de un torrente de cancelaciones y aplazamientos. El día 11 de aquel mes, con los jugadores ya en pista, la NBA echó el cierre tras un positivo de Rudy Gobert. En esa fecha nadie se atrevía a aventurar cuánto iba a durar la suspensión. Tal vez, semanas. Quizá, toda la temporada. La creciente y dramática expansión del virus puso a la liga norteamericana contra las cuerdas, como a tantísimas otras competiciones. Hubo momentos oscuros en los que nadie apostaba por su regreso, en los que ya se hacían cuentas sobre las pérdidas: unos 2.000 millones de dólares. Cuando el retorno parecía imposible, una salida fue tomando forma, poco a poco: 22 equipos en las instalaciones de Walt Disney World, sin público y con estrictas medidas de seguridad. Baloncesto de dibujos animados. Las fechas, al contrario que en Europa, también eran más flexibles, porque no tiene que coordinarse con otros campeonatos: del 31 del julio al 12 de octubre. Hubo milagro. Habrá NBA.

El regreso, apoyado casi unánimemente por las franquicias (29-1) y por las estrellas, ha abierto un debate. ¿El próximo campeón estará marcado con un asterisco en el palmarés? José Manuel Calderón lo dejó claro en una reciente entrevista en AS: “Todos jugarán en las mismas condiciones”. Y recordó que nadie puso un asterisco al título de los Spurs en 1999, uno de los cinco anillos de Tim Duncan, cuando aquel curso no arrancó hasta febrero, apenas con 50 partidos, a causa del cierre patronal. Tampoco en la temporada 2011-12, que comenzó en Navidad por otro lockout. ¿Alguien discute aquel anillo de LeBron James con los Heat? Si aparece un asterisco, como bien apuntaba Calderón, será por la trágica razón que ha empujado a este desenlace. Pero el campeón será igual de campeón.