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Como una cerveza caliente

Lo que más me gusta de los derbis es ese momento en el que buscas con la mirada a la hinchada rival justo después de que tu equipo marque un gol. Ahí están desplegados todos sus gestos de tristeza. Te recreas en ellos porque sabes que en cualquier momento pueden ser los tuyos. Saltas. Gritas. Vuelves a mirar. Te recreas un poquito más. Coges aire. Risa nerviosa. Todavía queda mucho partido. Sólo hace falta un error de tu equipo para que ellos te devuelvan la mirada burlona y tú tengas que agachar la cabeza.

Hoy se reanuda la Bundesliga y vuelve con un derbi sin aficionados, que es como beberse una cerveza caliente, una cosa aparentemente indigesta. Somos muchos los que veremos ese Borussia Dortmund- Schalke 04 porque a estas alturas de ayuno deportivo ya encontramos atractivo hasta el curling. Pero también lo veremos porque es el primer gran experimento del fútbol pandémico con la nueva orgía regulatoria: ¿Funcionará? ¿Cómo estarán físicamente los jugadores después de un parón equivalente al del verano, pero sin salir de sus casas? ¿Habrá muchas lesiones? ¿Intentarán estrecharse las manos aunque no puedan hacerlo? ¿Celebrarán los goles "en grupo, pero no mucho", a un metro de distancia? ¿Cómo será eso de meterle un gol a tu máximo rival, hacer un gesto triunfal hacia la grada y escuchar un eco monumental? ¿A dónde mirarán los aficionados si el balón entra en la portería? Ningún zoom, videollamada o mensaje puede igualar el momento en el que echas un vistazo a la grada rival después de un gol de tu equipo en un derbi.

Jugada del Schalke-Dortmund de octubre.
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Jugada del Schalke-Dortmund de octubre.Bernd Thissen/dpa

Seguramente este sea un peaje necesario: un Dortmund-Shalke 04 sin aficionados para que a corto plazo pueda haber uno con los mismos; fútbol sin aficionados para que los aficionados no nos quedemos sin fútbol. Pero es un peaje rarísimo. No es fútbol moderno, es fútbol postmoderno, con tintes de película de George Miller y despojado de emociones básicas como el sagrado recochineo con la afición rival. Esperemos que también sea un peaje breve, como lo que dura en un vaso una cerveza caliente.