La incoherencia monta en bici

La desescalada no sólo está siendo asimétrica por territorios. También depende de qué deporte practiques, puedes hacerlo con mayor o menor libertad. Por ejemplo, si eres nadador y no tienes el mar cerca, olvídate de momento de tirarte a una piscina, porque permanecen cerradas. La Federación de Natación ya se ha quejado amargamente por lo que considera un deporte que se puede ejercitar con seguridad. El paso del 51% de la población a la Fase 1 también se aplaudió inicialmente como un avance en la circulación de las personas por sus áreas, hasta que gran parte de los ciclistas se han topado con que continúan enjaulados en sus municipios. No se trata de la élite, que sí puede transitar por toda su provincia, sino de los federados, que siguen acotados por horarios y fronteras.

La Federación de Ciclismo, como sus colegas nadadores, también ha protestado por las paradojas del nuevo escenario. En la Fase 0 podían hacer uso dentro su propio municipio de las dos franjas horarias del deporte popular, lo que tampoco servía de mucho, porque la noche tiene riesgos obvios para un ciclista. La sorpresa ha sido que, durante la Fase 1, continúan encerrados en los mismos límites, a pesar de que en el ciclismo, cuanto más tiempo y más espacio tengas por delante, más fácil es mantener las distancias. Ahí es donde entran las contradicciones que han desatado la indignación del pedalista. Cualquier persona puede utilizar la bicicleta como medio de transporte dentro de la provincia para ir a trabajar, para visitar a un familiar, para quedar en una terraza con unos amigos, para salir de compras… O incluso para desplazarse a una instalación deportiva. Pero si lo que quieres es entrenarte con la bici, entonces no puedes salir de tu municipio, ni traspasar ese horario. Es decir: para tomar cervezas, sí; para hacer deporte al aire libre, no. La incoherencia sobre ruedas.