La locomotora del deporte
Los entrenamientos individuales arrancaron este lunes, en el día 1 de la fase 0 de la desescalada, promovidos por las reivindicaciones del fútbol profesional, pero de momento sin el fútbol, que retomará poco a poco la actividad en los próximos días. Aquellas prisas de hace tres semanas, lideradas por la Real Sociedad, que tuvo que frenar el Gobierno, ya no son tan grandes, ni hay nadie a quien desafiar, una vez que se acordó una ruta aproximada para el retorno de la competición. El baloncesto ACB tampoco ha acelerado para ejercitarse, porque su urgencia es menor, ya que hasta finales de mayo no decidirá el regreso de la Liga, con sólo 12 equipos. Paralelamente, el semáforo se ha puesto en verde para los 5.000 Deportistas de Alto Nivel, los DAN, que en la mayoría de los casos avistan pocas metas cercanas, una vez aplazados los Juegos Olímpicos. Quizá los ciclistas sean los más acuciados, si es que finalmente puede echar a rodar el calendario que anunciará este martes la UCI. Los deportistas, en general, han vuelto de manera irregular, sin acceso a sus instalaciones, al menos hasta el 11 de mayo.
Este retorno del deporte, aún tímido, no habría podido ser sin el liderazgo del fútbol. La aceleración de sus plazos ha beneficiado doblemente a otras disciplinas, que han regresado antes y, de paso, gozarán de una inyección de LaLiga. Como dijo Irene Lozano en una reciente entrevista en AS: “El fútbol es la locomotora del tren, pero el tren viaja junto”. El fútbol ha tenido que pagar ese peaje no por generosidad, aunque convenga vender esa imagen, sino por interés y necesidad, igual que ocurrió en la firma del primer decreto de los derechos audivisuales. Esto viene de atrás. Su actividad genera el 1,37% del PIB, es una maquinaria que compensa poner en marcha. Y así debería verlo, y no como un capricho, la misma sociedad que aplaude el relanzamiento de otros motores económicos de España.