Aluvión de pegas al regreso del fútbol
A cuenta de mi artículo de ayer, en el que planteaba los síes y los noes que animan o desaniman a pensar si acabar LaLiga el 31 de julio es posible, me llamó un prestigioso entrenador en activo para darme su punto de vista. Entre otras cosas, me dijo que en el fútbol ha habido y hay bastantes más casos de los conocidos. Se ha hablado de amplios contagios en el Valencia, el Espanyol y el Alavés, pero me asegura que ha habido bastantes más, que aún los hay, y también familiares directos. El colectivo está preocupado por eso y no firmará así como así que aceptan jugar bajo su responsabilidad aunque sin garantía riesgo cero, como se pretende.
Aparte, está convencido de que sería una masacre de lesiones. Tres semanas de entrenamiento tras dos meses encerrados ("los que tienen un gran jardín son poquísimos"), haciendo sólo bici o cinta, no jugar ni un amistoso previo y luego encarar dos partidos por semana con la carga emocional que llevan crearía una epidemia de lesiones. Hay un referente: la NFL paró tres meses por huelga. Los jugadores cogían entrenador particular, no tenían acceso a las instalaciones, pero sí a los parques. Cuando volvieron, hubo 12 roturas de tendón de aquiles en un mes. La temporada anterior sólo hubo cinco en la competición completa.
Está el recelo a la concentración, no por aburrimiento sino porque un aislamiento completo no es posible. El hotel tendría su personal de cocina, restaurante, habitaciones... También pesa el escrúpulo de acaparar PCRs cuando la población no tiene. Y que el fútbol, con tanto contacto, es propicio al contagio. Sin jugar cobrarán menos, pero cuando firmaron la rebaja ya se hicieron la idea. Y luego está la posibilidad de que uno dé positivo, lo que obligaría a una cuarentena de su equipo y de los rivales con que hubiera jugado. Su idea resumen es que el CSD, la Federación y LaLiga están en un ejercicio irreal de voluntarismo.