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La ACB se marca un camino

El deporte nacional tiene una ventaja sobre el internacional: depende de una regulación única. Para retomar los calendarios del tenis, las motos o el ciclismo hay que combinar los requisitos legales de los diferentes países sedes y de los participantes de diversas nacionalidades. Sin embargo, para rescatar una liga estatal, todos los equipos se rigen por las mismas directrices. Esto ayuda. Si Sanidad autorizara que el fútbol puede volver a entrenar en mayo con medidas de control, también podrían hacerlo otros deportes de características afines como el baloncesto o el balonmano. Si el Gobierno permite además retomar la competición en junio, pues más de lo mismo. Todos los equipos regresarían en igualdad, en las mismas fechas, salvo que una desescalada territorialmente asimétrica complicara un poco más las cosas. Eso habría que resolverlo. Y también habría que ver qué ocurre con el retorno de los extranjeros que han abandonado el país. Eso tiene peor solución.

El fútbol y el basket ya han movido ficha en los últimos días para esa reanudación, bajo la supervisión del CSD. El fútbol pactó el sábado una hoja de ruta. Y el baloncesto ACB estableció este lunes en su asamblea unas fechas límite de decisión y de finalización. Los plazos de arranque, más o menos, son coincidentes. Lógico. El CSD orienta, aunque luego será la evolución del virus la que marque el camino real. La Liga Endesa ha tenido que cambiar su formato de competición, porque ya era imposible completar el campeonato, con doce equipos encerrados en una sede única. Algunos se han quedado amargamente en el limbo con este corte en la clasificación. Y otros como el Estudiantes, salvado por tercera vez de un descenso en los despachos, se frotan las manos. Nunca llueve a gusto de todos. Pero se trataba de buscar una solución excepcional, a la situación más excepcional que hemos vivido nunca.