Volveremos a las calles

La semana pasada, Ana Pastor nos preguntaba "¿dónde estabas entonces?" Dónde estábamos en el 2010, el año en el que tuvimos el mayor éxito de la historia de nuestro fútbol. Yo estaba entonces en el Ayuntamiento de Madrid, tenía el honor de ser vicealcalde. Muy pronto, después de la victoria de España contra Chile, 2-1 con goles de Iniesta y Villa, clasificándonos para octavos, ya tuve la primera reunión con el secretario general de la Federación Española, Jorge Pérez, gran profesional y muy eficaz. Acordamos que si España llegaba a semifinales, Madrid les recibiría como merecían. Me sorprendió contándome que "a los jugadores les pareció muy corto el recorrido que hicieron, que terminaba en Colón, cuando ganaron la Eurocopa hace dos años". Le dije que no se preocupara, que iban a tener recorrido, vaya si lo iban a tener.

España ganó en octavos a la Portugal de Cristiano, 1-0 con gol del guaje. En cuartos eliminamos a Paraguay, con un gol también de Villa, y con un penalti parado por el gran Iker. Ya habría recepción, pero ojalá fuera para recibir a los campeones, porque el recorrido que preparamos en el Ayuntamiento, y que le había encantado a Jorge y a su gente, era espectacular, era para un campeón del mundo.

Aficionados españoles celebrando el Mundial de Sudáfrica.

Se ganó a Alemania con aquel cabezazo, histórico como el de Marcelino, de Puyol. Estábamos en la final. Y, ¡¡¡la ganamos!!!, con gol del hombre tranquilo y sencillo, Iniesta, y con un grupo de futbolistas y técnicos extraordinarios. Al día siguiente tuvieron su recorrido "corto", más de diez kilómetros repletos de gente feliz, recibiendo también el aplauso de los dioses futboleros, Cibeles y Neptuno, que llevaban anudada al cuello la bandera de España. Después de tres horas llegaron al Puente del Rey, donde trescientas mil almas disfrutaron de la fiesta que organizó la Federación. Dos cantantes, ambos almerienses, Bisbal y especialmente Manolo Escobar con la canción, por cierto, belga, "Y Viva España", vitorearon a los campeones, junto a aquel "nuevo" río que habíamos arreglado y acicalado los madrileños en los años anteriores. Pronto conseguiremos una victoria mucho más grande… y volveremos a nuestras calles a disfrutar de nuestro maravilloso cielo azul.