Golazo del CSD a Casillas
Una resolución express. Ojalá el Gobierno español sea tan expeditivo para todas las cuestiones importantes que tiene este país como para ponerle la alfombra roja a Luis Rubiales para las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol. Se celebrarán en próximas fechas, antes de la Eurocopa, como deseaba el actual presidente, que ya lleva tres semanas de campaña con las Federaciones Territoriales. Nombrar un nuevo Tribunal Administrativo del Deporte y cambiar la anterior decisión al respecto, en la primera reunión y en solo dos horas, ha sido todo uno. Ya se sabe que los viernes por la tarde, con menos espacio al ruido, estas cuestiones se asumen con menos desgaste. Contarán que esto ayuda a la candidatura conjunta con Portugal para el Mundial 2030 o para no incurrir en comparaciones odiosas con otras Federaciones, pero lo cierto es que la hoja de ruta de Rubiales, con la complicidad de Irene Lozano, la nueva presidenta del CSD, estaba escrita.
La única salida de Iker. En una semana ya de por sí complicada para el legendario portero por los registros en el fútbol portugués, esta noticia, seguro esperada por su bien informada candidatura, le aboca a tomar una decisión. Seguir en la carrera electoral, sabiendo que va a perder seguro, puede ser un aprendizaje, pero también un terrible desgaste para un nombre con futuro en la gestión del fútbol español. Parece más inteligente trabajar desde otros ámbitos e intentar un salto progresivo. Lo coherente es que Iker se eche atrás y que lo haga amparado en la premura para preparar en condiciones unos comicios. El golazo del CSD es una gran coartada.
El nuevo Eder Sarabia. El periodismo está dando suficientes motivos para la crítica como para que Quique Setién califique de vergonzoso que las televisiones con derechos, por los que pagan una millonada, cuenten lo que ocurre dentro del recinto deportivo. Solo faltaría que censurasen lo que se filma. Matar al mensajero es recurrente y me temo que una mala recomendación de quien fue cocinero antes que fraile. Si los excesos de Eder Sarabia molestan, el Barça debió hablar con él en cuanto fichó. No me parece criticable la espontaneidad y la naturalidad propia de la pasión y de quien siente su trabajo. Tampoco creo que el banquillo del Barcelona obligue más que el del Betis o el del Las Palmas, que merecen idéntico respeto. En un club volcánico en lo institucional, Valverde era líder y perfecto para manejar egos o apagar fuegos. El Barça no juega mejor y no dejan de abrirse frentes. Setién debería preocuparse menos de las cámaras y más de las camarillas.