Un Clásico con Zidane y Setién pensando en evitar errores
Situación. Hace apenas un mes el Madrid iba como un tiro, llegando a sumar 21 partidos sin conocer la derrota y con la solidez por bandera, sin casi conceder situaciones de gol. Al otro lado del puente aéreo la situación parecía complicarse, con cambio de entrenador en el un Barça que iba líder y clasificado como primero de grupo para las eliminatorias de Champions, lesión de un Luis Suárez que podría no volver este curso y cierta irregularidad en el juego. Creo que los blancos han desaprovechado en este tiempo una gran oportunidad para haber puesto una distancia de puntos con los blaugrana que les hubiera permitido llegar a este partido con la posibilidad, en caso de conseguir la victoria, de colocarse en una situación muy favorable para campeonar.
Factor emocional. La realidad es que, si el Barcelona logra los tres puntos en el Bernabéu, dejará muy tocado a los de Zidane, con cinco puntos más el average particular de ventaja. Por todo esto, teniendo en cuenta también el encuentro del miércoles (1-2 ante el City...), el factor emocional jugará un papel tan importante o más que cualquier otro si el partido se pone cuesta arriba para los locales. En cuanto al juego, ninguno de los dos llega en un estado de fútbol y confianza como para pensar en imponerse de manera clara al oponente. Pienso que los tiros por parte de los entrenadores irán mas en la dirección de protegerse de sus debilidades, intentar no cometer errores ni conceder al rival, que en desnudarse para potenciar sus virtudes.
Robo y ataque rápido. Al Madrid le está costando generar peligro desde el pase y lo posicional. Casi todos sus goles llegan últimamente con espacio para ataques rápidos. Por ello tendrá vital importancia lo efectivo que pueda ser en la presión, tanto en bloque alto como en medio. Además, también coincide con el punto flaco de este Barça, la defensa en transición. Exactamente lo mismo se puede decir de las debilidades blancas. Los rivales no están haciendo daño desde la posesión. El equipo se junta, es solidario, capaz de defender bien los pasillos interiores y apenas recibe ocasiones de gol desde este contexto. El problema llega al defender la velocidad a campo abierto. Todos los goles recibidos en los últimos cuatro o cinco partidos tienen un denominador común: ataques rápidos de los rivales, cierto desorden defensivo cuando hay que defender con mucho espacio a la espalda y mala gestión en la defensa del área. Ojo con todo esto.