Tras la victoria ante el Espanyol, hay motivos para ser optimistas
A diferencia de Granada, cuando tras el 1-1 el equipo debió irse arriba a por la victoria, el domingo sí apareció Sandro en el campo para liderar un final de torbellino de un Valladolid que ha dado un paso de gigante hacia la salvación. Y digo lo de Sandro porque fue determinante y, un servidor, le echó bastante en falta en Los Cármenes tras su buena primera parte jugada ante el Villarreal. Y no solo Sandro. También hay que destacar el nivel de Alcaraz, el que tuvo toda la temporada anterior, la perseverancia de Unal, la seriedad de Raúl, el orden defensivo… el gol de Guardiola. Siete puntos de los últimos doce, con la posibilidad de haber sumado también en Granada, demuestran la fortaleza de un equipo que, más allá de jugar mejor o peor, siempre compite y gana los partidos que debe ganar ante los rivales directos.
A falta de trece jornadas para el final, pinta bien, aunque no hay nada hecho. El calendario no es malo, con siete partidos en Zorrilla y seis fuera, dos rivales parecen casi desahuciados, Leganés y un Espanyol que dio pena en Zorrilla. Y el calendario del Mallorca es bastante complicado, con un Eibar que se está enredando más de la cuenta y con el Celta queriendo salir, encomendado a Aspas, sin haber salido. El Valladolid depende de hacer las cosas con normalidad y sin confianzas injustificadas. Está preparado para sumar en San Sebastián y luego recibir a un Athletic en crisis. Los de Sergio van por buen camino. Fuera nervios. Se trata de no estropearlo.