Setién y la difícil labor de superar a un ex

En un capítulo de Friends, Rachel comienza a salir con un tipo llamado Russ. El chaval es idéntico al personaje Ross, de quien está realmente enamorada. Todos hemos tenido un Russ en nuestras vidas, propio o ajeno; a veces incluso nosotros mismos hemos sido el Russ de alguien sin saberlo. Leonardo Dicaprio, por ejemplo, acumula una veintena de Russes, clones sobre clones no genéticos liberados de la película 'La isla'.

Estos días se cuentan por cientos los empeñados en que Quique Setién se convierta en algo parecido al Russ de Guardiola. Dentro del propio barcelonismo dicen que Setién participa en los rondos de los entrenamientos, tal y como hacía Pep. Se comenta su sublimación del pase, algo propio de Pep. Se subraya que la idea vale más para él que el resultado, como ocurría con Pep. Incluso hay quien afirma que Setién es más guardiolista que el propio Guardiola, una especie de heredero de su filosofía ecuménica, un Platón sobre Sócrates. Pero esa labor de convertir a Setién en el doppelgänger guardiolístico también se está dando extramuros del Camp Nou. Ocurre a menudo que el entorno tarda más en superar una ruptura que el propio perjudicado. Así, las críticas al juego de Setién remiten directamente a las que recibía Guardiola en sus inicios como entrenador. Desde el pasado domingo, se cuentan con rigurosidad notarial los pases de "Míster Posesión" y se espera al tedio que los acompaña como un sepulturero aguarda el féretro al final del cementerio.

Setién dirigió en Ibiza su segundo partido de azulgrana.

Pero Setién no se convertirá en el Russ de Guardiola. Por varios motivos, el principal y evidente es que el equipo sobre el que se cimentó la idea del guardiolismo ya no existe. Apenas quedan Messi y Piqué sosteniendo el recuerdo. Hay material para recuperar ese modelo de juego pero es uno completamente distinto. El espejo de Guardiola y Setién devuelve dos reflejos diferentes, pero, sobre todo, devuelve dos paisajes diferentes. Incluso, si afinas bien la vista, todavía se puede ver proyectada en el paisaje de Setién la sombra de un córner en Anfield Road.