Bale, el veneno de la indiferencia

Me escribe un amigo que el Madrid hizo ante el Athletic un partido melancólico y que “tiene dentro, en Bale, el veneno de la indiferencia”. Melancólico fue el final, aunque no todo el partido, porque mientras estuvo en el campo, Vinicius inoculó entusiasmo. Sus jugadas carecen con demasiada frecuencia de provecho final, pero activan ese organismo que es un equipo, y cuando no está se echa en falta su sangre. Bale jugó la última media hora y, en efecto, paseó su indiferencia, bien visible, tan alto y coletudo como es, en cualquier zona del campo que transitó. Soltó dos disparos, hizo como que persiguió una pelota y eso fue todo.

Bale es la pieza que le está fallando al Madrid. Al irse Cristiano, Florentino confió en que hiciera lo que hizo Benzema, dar un paso adelante. Bale no es jugador para asociarse y mejorar el juego colectivo, pero sí lo era de carrera imparable, gran disparo y estupendo cabezazo. Florentino siempre le ha tenido una fe de mejor causa y por él cometió el mayúsculo error de dejar ir a Mbappé, al que renunció a fichar porque Bale no salía al United y él no quería verse como un suplente rotatorio de la BBC. Ahora Bale va de prima donna, poniendo mala cara a algunos partidos, reservándose para los de Gales, los de la Champions y los del Barça.

Yo entiendo que Zidane haga lo posible para tenerle al retortero para cuando llegue lo principal, pero en días como el del Athletic colma la paciencia. Ahora que Hazard está fuera, hubiera hecho más falta que nunca un Bale comprometido, no esta especie de Enfermo Imaginario de Molière, cuyos males son un secreto protegido por el club. De Hazard sí sabemos todos lo que tiene y estamos rabiando porque se cure, que falta hace. De Bale no se sabe lo que tuvo, tendrá o retuvo, sólo que paga los desvelos de su arrobado presidente con ese veneno de indiferencia al que Zidane busca pacientemente antídoto para ver si algún día...