Barça y Madrid siempre quieren más
Expiraba el partido de Mestalla con victoria laboriosa del Valencia cuando el Madrid consiguió el empate. Otro gol de Benzema, cazando un balón suelto tras cabezazo de Courtois. Un empate de última hora, en un campo de solera y ante un Valencia embalado debería ser motivo de felicidad, pero Sergio Ramos estaba contrariado al final. Le sabía a poco. Como le supo a poco al Barça el empate en Anoeta la víspera ante esa Real de juego primoroso, de modo que cargó contra el VAR. Tanto se exigen los dos grandes en este tiempo que resultados que hubieran celebrado en cualquier otra época ahora les saben a poco.
Gran partido el que vivimos en Mestalla, por cierto. El Madrid, que reservó a Casemiro, hizo una primera parte primorosa, de presión y de juego, acogotando a un Valencia que soltaba latigazos cuando podía. Algo así como la lucha entre la mangosta y la cobra. Pero el fuelle para tanta presión se le agotó al Madrid después del descanso; entonces se desparramó y el Valencia se vino arriba y se adelantó. El empate del Madrid fue premio a su constante fe, y vino a establecer justicia en el marcador final. Y con ello los dos grandes llegan al Clásico del próximo miércoles en el Camp Nou empatados a puntos.
El partido vino acompañado de los sucesos que se vivieron en el campo de Vallecas, donde pasamos del bochorno a la honorable reacción colectiva. El Rayo, el árbitro, la Federación y LaLiga hicieron causa común y pusieron pies en pared. Se acabó. Cierto que ha habido otras ocasiones para algo así, pero alguna tenía que ser la primera y bienvenida sea. El trato que los Bukaneros le estaban dando a Zozulia era intolerable y bien hicieron, los que lo hicieron, en hilar esa acción combinada, que debe traducirse en un antes y un después. Desde ahora, lo de tolerancia cero dejará de ser una hueca frase hecha.