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Pitos, bronca y preocupación

El rapapolvo del Bernabéu a Bale, uno de los más grandes que se ha llevado nunca un futbolista blanco, tiene muy disgustado al club, más que al galés. En la directiva no terminan de entender el castigo de los aficionados a un jugador de su equipo y culpan a la Prensa de haber llevado a cabo una campaña de acoso y derribo. ¿En tan poca estima tienen a sus aficionados que les creen tan influenciables? En los silbidos a Gareth, más allá del chascarrillo o tontería de la pancarta, lo que hay es una reprimenda por su bajo rendimiento y su falta de implicación. Bale llevaba casi dos meses sin jugar con el Madrid y en ese tiempo había disputado hasta cuatro partidos con su selección.

Se mire como se mire, es normal que hubiera aficionados mosqueados de verle siempre feliz y sano con Gales y desaparecido y supuestamente lesionado en Madrid. Su último gol lo marcó el 1 de septiembre en Villarreal. Desde entonces ha dado tiempo a muchas cosas: ha aparecido Rodrygo, crecido Fede Valverde, adelgazado Hazard y Benzema ha seguido dando día tras día una lección de profesionalidad y sentimiento. ¿Por qué van a aplaudir a Bale? Para revertir la situación solo hacen falta compromiso, regularidad y fútbol. Y la Prensa contará sus hazañas como estos meses atrás contó sus ausencias.