El rugby pega un volantazo
Los inventores del rugby tumbaron a los dominadores del rugby. Inglaterra frenó este sábado a Nueva Zelanda en las semifinales de la Copa Mundial, que lleva precisamente el nombre de su creador: Webb Ellis. La historia de este deporte dio un vuelco en Yokohama, pegó un volantazo para cambiar de dirección. Los All Blacks venían de ganar las dos últimas ediciones y se habían plantado en Japón con un abrumador balance de 43 victorias en 51 partidos en el ciclo mundialista. Fin de fiesta.
La última corona había sido en Twickenham en 2015, en el templo de la Rosa. Hacía ya dos semanas que los anfitriones habían sucumbido en la fase de grupos, en una de las mayores decepciones del deporte inglés. De aquel fracaso llegan ahora estos frutos, porque Inglaterra tomó medidas y fichó al australiano Eddie Jones, un mago de la táctica y de la estrategia, por primera vez un entrenador foráneo al frente de los creadores del balón oval. Su camino en el Mundial ha sido demoledor, pero este sábado tenía delante al equipo que ha llevado al rugby a la excelencia. Un reto mayúsculo.
Ni siquiera la agresiva haka inicial intimidó a la Rosa, que recibió el desafío tribal en forma de flecha. Y así fue cómo salieron al campo, como si hubieran sido lanzados por un potente arco. Su comienzo en tromba y su defensa dejaron groggys a los All Blacks, por primera vez en mucho tiempo a merced de su rival durante todo el partido. Inglaterra ganó 19-7, pero durante el cocinado le anularon dos ensayos, uno de ellos bastante polémico. Los únicos siete puntos encajados subieron al marcador por un error propio en una touch, por un indecente regalo que rebajó la nota del día de la matrícula de honor al sobresaliente. Había margen. Inglaterra entierra así la afrenta del Mundial 2015 y ahora espera oponente para la final del 2 de noviembre: Gales o Sudáfrica. La historia gira.