La guerra de los mundos
Nueva Zelanda-Inglaterra, el sábado (10:00, #Vamos), y Gales-Sudáfrica (10:00 #Vamos), el domingo, las primeras semifinales entre hemisferios de un Mundial desde 1995.
Por primera vez desde 1995, dos equipos del hemisferio norte y dos del sur chocan en semifinales de un Mundial de rugby. De un lado, Inglaterra y Nueva Zelanda; del otro Gales y Sudáfrica.
Vuelve la clásica dicotomía oval tras las 'semis' cien por cien sureñas de 2015 y tendrá su primer capítulo este sábado (10:00, #Vamos) en Yokohama entre ingleses y neozelandeses, el partido más esperado. Luce la etiqueta de favorita Nueva Zelanda, en ruta a su tercer Mundial consecutivo. Una máquina casi perfecta, 43 victorias en 51 partidos del ciclo mundialista, ante el ocaso de su seleccionador, Steve Hansen, y de su capitán, Kieran Read, que dejarán el equipo tras la cita.
Todo eso alimenta la presión sobre los All Blacks y azuza a Eddie Jones, el primer extranjero (es australiano) que ha recibido las llaves de la Rosa en su larga historia. Las cogió tras el shock de la anterior edición (eliminados en fase de grupos en casa) y ha devuelto al único equipo del norte con una copa Webb Ellis (la de 2003) en su palmarés a semifinales tras 12 años ausente.
Maestro en la confrontación verbal, el viejo zorro aussie, que sabe lo que es ganar a Nueva Zelanda pero no con Inglaterra (los inventores del juego han perdido, entre otros, los tres choques previos en mundiales) lleva toda la semana lanzando invectivas. Una socarrona acusación de espionaje por aquí ("había alguien grabando desde un bloque de apartamentos, aunque podría ser un fan japonés", dijo en rueda de prensa tras un entrenamiento el martes), un dardo a la prensa kiwi por allá (“son fans con teclados”) y varias referencias a la inviolabilidad de los oceánicos, de los que ha dicho esto: “Son humanos. Sangran, se les cae la pelota y fallan placajes, como cualquier otro jugador”. Y también esto: "Siempre hablan de evadirse de la presión. Bien, pues esta semana la presión les va a perseguir hasta el final de la calle. Gilbert Enoka (el afamado entrenador mental del equipo) es el hombre más ocupado de Tokio estos días".
“Es un gran tipo”, es todo lo que ha respondido Hansen, que ya recuperó al crucial Retallick ante Irlanda y mantiene su apuesta con Mo’unga en el 10 y Barrett en el 15, hasta ahora con buenos resultados porque el primero dirige como si llevara 100 'caps' de negro y el segundo sigue siendo devastador en sus incorporaciones a la línea desde atrás. Jones cambia la suya, devolviendo a George Ford a la bisagra y a Farrell a los centros para intentar contrarrestar el juego de patada rival. En los costados de la melé, sus kamikazes, Tom Curry y Sam Underhill, cruciales para ralentizar las fases ofensivas de los All Blacks ensuciando los puntos de encuentro.
Ortodoxia
El segundo episodio (10:00, #Vamos), este domingo, queda consagrado a la ortodoxia de la Gales de Warren Gatland, que pierde a Liam Williams y recupera a Jonathan Davies a las puertas de la que sería su primera final, y a la Sudáfrica de Rassie Erasmus, bicampeona (1995 y 2007) que viene de enterrar en cuartos el rugby expansivo de Japón, anfitrión y sensación del torneo, bajo una montaña de oficio. Los Bokkes también tienen una baja sensible en su patio trasero. La del desequilibrante ala del Toulouse Cheslin Kolbe, que cede su sitio a N'kosi.
Vigentes ganadores del Seis Naciones (Grand Slam incluido) y del Championship, respectivamente, apuntan a un partido de trincheras, abrasivo. Uno que puede acercar a Gatland, el hombre que ha devuelto a Gales su lustre histórico y que la abandonará tras el campeonato, a la culminación de una obra de 12 años, o encumbrar la resurrección operada por Erasmus en Sudáfrica. Digno de una guerra de los mundos.